Tres años. Ese fue el tiempo en que el guayaquileño Andrés Zamriver permaneció en una incubadora, sitio donde suelen acudir los emprendedores y empresarios para potenciar sus ideas o modelos de negocio.

Zamriver ya tenía su empresa creada cuando fue a una incubadora y su objetivo era ampliar su mercado hacia Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Y así lo hizo.

“Estaba en proceso de crecimiento mi negocio y quería escalar mercados y necesitaba la ayuda de mentores… Queríamos aprender cómo era el comportamiento de los otros mercados”, comenta Zamriver.

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Hoy el guayaquileño es dueño de la empresa Zamriver Corporation, donde brinda servicios de consultoría en comercio electrónico.

En estos espacios aprendió la importancia de no dejar estancado un negocio y cómo hacer que una empresa se globalice. Y a raíz de esa instrucción, su compañía ahora tiene clientes en 80 países.

“Cuando estuve en la incubadora había tres etapas, la primera para hacer el plan de negocios; la segunda quienes buscan un crecimiento; y la tercera hacer de tu negocio más globalizado y en esta estaba yo”, indica.

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Ecuador tiene la tasa más alta de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) en la región y también el mayor porcentaje en el cierre de un negocio, de acuerdo con el estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

Las salidas se deben a problemas de financiamiento y oportunidades para vender. Aspectos que buscó solución Carlos Gutiérrez cuando visitó una incubadora en Quito.

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Cuenta que en estos espacios desarrolló su marca Productivo, enfocada en la generación de proyectos.

Prendho, de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), registra 127 emprendimientos incubados. Cortesía UTPL. Foto: OCUEVA20

Pudimos trabajar e identificar el producto para que vaya mejorando. (Estar en una incubadora) sí sirve, cumplen un rol fuerte en el que te conectan y te reducen esa curva de aprendizaje que tardarías años en aprender afuera”, cuenta Gutiérrez.

En el país existen varias incubadoras, algunas creadas desde instituciones educativas como en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

La Espol tiene su centro de emprendimiento e innovación llamado I3lab. Allí funciona una incubadora con coachs y mentores. Hay espacios donde la instrucción es general y en otros focalizada en áreas como fintech (industria financiera), biotecnología, tecnologías de información y comunicación (TIC), entre otros. Y se colocan en tres grupos: emprendimientos tradicionales, dinámicos y con base tecnológica.

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Guido Caicedo, director ejecutivo de I3lab Espol, dice que en las incubadoras guían y realizan una retroalimentación con el emprendedor. La idea es protegerlo.

“Por eso la analogía con la incubadora. Las incubadoras de bebés buscan proteger al bebé en un ambiente controlado para prepararlo para que viva por sí mismo”, ejemplifica.

En la Espol llevan 20 proyectos incubados de equipos de dos o más personas. También puede participar una sola persona con su negocio.

Desde la UTPL apoyan a dueños de negocios con Prendho. En esta incubadora dan acompañamiento desde la idea hasta que irrumpa en el mercado con primeras ventas, según lo explica Marcos Vega, director ejecutivo de Prendho/UTPL.

En este sitio reciben estudiantes y personas no vinculadas a la institución. El programa abarca cinco conceptos: remodelación de la idea, elaboración del lienzo Canvas de Osterwalder, desarrollo del producto o servicio, estrategia de marketing y primeras ventas.

Prendho registra 127 emprendimientos incubados y según Vega, la tasa de graduación de estos proyectos es del 31%. Es decir, que 3 de cada 10 emprendedores llegan hasta el final del programa incluso realizando sus primeras ventas. Y la tendencia a tener un resultado mejor es en equipo.

“El trabajo en equipo es la forma más rápida y efectiva de que un emprendedor individual llene los vacíos en competencias duras y blandas que pueda tener”, dice Vega.

En tanto, en el mercado también existen las aceleradoras, espacios que concentran negocios ya estructurados y que buscan un valor agregado como ocurre en Impaqto, en Quito.

En este sitio se enfocan, entre otros puntos, a buscar inversiones, cuenta Justin Schwartz, socio director de Impaqto.

“Las incubadoras son las etapas más esenciales y las aceleradoras están en la etapa de crecimiento. Es cuando ya se tienen productos, están facturando. Les ayudamos a mejorar su modelo de negocio y buscar inversiones”, explica Schwartz.

Impaqto ha dado acompañamiento a 220 emprendimientos, entre estos, algunos de Colombia, Chile, Argentina. (I)

Claves

¿Qué es?

Las incubadoras reciben este nombre porque simulan los procesos de incubación que se dan en varias especies, por ejemplo, el caso típico de una gallina que incuba los huevos para que después de un tiempo salgan pollitos sanos.

De la misma manera, una incubadora de emprendimientos acompaña a un emprendedor desde que se concibe una idea, y lo lleva por diferentes etapas hasta que logre convertir esa idea en un negocio que irrumpa en el mercado con primeras ventas. Es un sitio de formación y aprendizaje.

Áreas de aprendizaje

Algunas incubadoras en el país se centran en áreas de agroindustria alimentaria, tecnologías de información y comunicación, electrónica, bioemprendimientos. También existen enfoques alineados a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) con una finalidad social.

En otros sitios se trata el fintech (industria financiera que aplica nuevas tecnologías a actividades financieras y de inversión). Y suelen dividirse en emprendimientos tradicionales, dinámicos (crecimiento mayor al promedio), y en emprendimientos de base tecnológica.

La instrucción es dada por coachs y mentores, depende del tipo de emprendimiento.

Costos

En I3lab de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) tienen programas Ideacamp y Boostcamp ligados al desarrollo. Cuesta $ 500 por equipo emprendedor no perteneciente a la Espol y aplica un descuento del 50%.

Desde Prendho, de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), el emprendedor cancela un costo por mes de $ 30. Y en la aceleradora Impaqto, ubicada en Quito y en otras ciudades a través de coworkings, el programa oscila los $ 1.500. Tiene una duración de cuatro meses. (I)