Con el Decreto Ejecutivo n.º 20, emitido por el presidente Daniel Noboa este martes 3 de junio del 2025, desde este 4 de junio del 2025 ya no hay un precio establecido para el diésel destinado a la industria atunera.
Así ese combustible para ese sector queda dentro de lo estipulado en el Reglamento Codificado de Regulación de Precios de Derivados de Hidrocarburos para el segmento naviero nacional: “Los precios de venta del diésel desde las abastecedoras a las comercializadoras serán definidos por cada actor de la cadena, sumando los impuestos aplicables y en función de la disponibilidad del producto por parte de Petroecuador”.
En el caso de las embarcaciones con bandera nacional, el precio será también definido libremente por los comercializadores.
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Para otras pesquerías se mantiene el precio de venta del diésel en terminales de almacenamiento en $ 1,567991 por galón, sin impuesto al valor agregado (IVA).
Tras esta medida, desde la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados del Petróleo del Ecuador (Camddepe) se considera “bueno que se vaya eliminando el subsidio en general al diésel”.
Según el Gobierno, el subsidio para el sector atunero representaba $ 42 millones al año.
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El presidente de la Camddepe, Ivo Rosero, asegura que toma fuerza la tesis de eliminar el subsidio a los combustibles que han propuesto en los últimos años, pero que se haga de manera progresiva para no afectar a los sectores más vulnerables.
Afirma que está comprobado que los subsidios no son buenos y que en toda América los únicos países que todavía mantienen subvenciones a los combustibles son Venezuela, Ecuador y en algo Bolivia, incluso naciones con enfoque socialista como México, Brasil, Colombia y Perú no tienen subsidio a los combustibles.
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“Nuestra tesis ha sido que se deben ir eliminando progresivamente los subsidios”, dice Rosero, pero teniendo en cuenta dos considerandos.
El primero que debe ser gradual. Dice que en el gobierno de Lenín Moreno se eliminó el subsidio de golpe y por ello “prácticamente casi se cae el Gobierno” y tuvo que dar marcha atrás.
Como segundo punto, indica que se debe aplicar una focalización o compensación para evitar que los sectores más vulnerables se vean afectados. Por ejemplo, a los buses urbanos para que no suban los precios de los pasajes, pues eso sí afectaría.
“Todo ese análisis de cuáles deberían ser los beneficiarios ya lo tiene el Gobierno, tienen que ser muy específicos y obviamente que es bueno que se vaya eliminando el subsidio en general al diésel”, apunta.
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Para Rosero, la disposición del Gobierno para el sector atunero es un claro ejemplo de que va a haber una focalización, puesto que no se topa al pesquero artesanal.
Y como otra referencia, indica que en el caso de las gasolinas, cuyo precio se maneja por un sistema de bandas, en junio del 2024 ya se eliminó una gran parte del subsidio y si es que se revisan los precios, en lo que va del año la subvención para la extra ha sido mínima.
En enero no tuvo subsidio; en febrero y marzo fue de $ 0,11; en abril fue de $ 0,14 y en mayo de $ 0,05, y ahora -con el anuncio del incremento de producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde junio- hay una nueva presión hacia abajo, por lo tanto los precios del West Texas Intermediate (WTI) y del crudo en general van a bajar y en esa misma línea iría el subsidio.
Con ese panorama, Rosero comenta que es el momento preciso para definitivamente liberalizar los precios de las gasolinas de 85 octanos y que esto generaría muchos beneficios tanto para el Estado como para el consumidor, así como para los distribuidores.
Explica que el beneficio para el consumidor se daría porque ahora sí, ya con más confianza, los inversionistas internacionales pueden traer gasolinas incluso de mejor calidad, ya que actualmente se produce la de 85 octanos, y los vehículos requieren de una gasolina de mayor octanaje.
Dice que en otros países de Latinoamérica ya se comercializa por lo menos de 87 octanos. “Si es que ya se liberaliza el precio, ya pueden entrar otros actores y el consumidor puede elegir qué estación de servicio sea su proveedor, utilizando el criterio de mejor precio, calidad y servicio, como sucede en el resto del mundo”. (I)