A Samira le preocupan los índices delictivos; sale con lo justo para gastar, ya no usa joyas ni reloj y evita llegar en la noche a su casa. Fabricio está intranquilo porque no consigue empleo y, por ende, no genera ingresos. Mientras que Pía no deja de pensar que en algún momento su salud podría verse comprometida por la pandemia de COVID-19.