La tecnología está siempre evolucionando, al igual que la tecnología financiera, también conocida como Fintech. Esto permite el surgimiento de métodos para mejorar o modificar las relaciones entre las instituciones bancarias y las personas.

Uno de estos cambios es la utilización de nuestra huella digital, es decir, nuestra actividad en Internet, para evaluar nuestro historial crediticio. Las compras en línea, por ejemplo, pueden mostrar qué tipo de artículos o servicios buscamos, en qué rango de valores, con qué frecuencia, etcétera.

"La industria financiera está experimentando un rápido cambio tecnológico. Los bancos tradicionales se enfrentan a la competencia de las empresas emergentes en línea sin sucursales físicas. Las redes sociales y otras plataformas digitales se están expandiendo hacia los pagos y el crédito. El aumento en la demanda de servicios digitales provocado por COVID-19 está acelerando esta transformación", advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI), tras una investigación desarrollada por cuatro expertos.

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El estudio identifica dos áreas de innovación financiera: información y comunicación. En la primera se menciona estas herramientas digitales que se utilizan para determinar la solvencia de una persona; y, en la segunda, se habla de nuevos enfoques para las relaciones con la clientela y la oferta de productos financieros.

Hasta ahora, cuando solicitamos un crédito, los bancos analizan cuáles son nuestros ingresos, tiempo de trabajo, deudas, entre otros indicadores. "Pero este método tiene dos problemas. En primer lugar, la información sólida tiende a ser 'procíclica': impulsa la expansión del crédito en los buenos tiempos pero exacerba la contracción durante las recesiones", señaló el FMI en una publicación.

El segundo problema es que ese método perjudica de alguna manera a microempresas o extranjeros. Por ejemplo, si alguien desea tener una tarjeta de crédito, no podrá obtenerla o tendrá menos opciones porque no posee historial crediticio, siendo que una de las señales que aporta al historial es tener tarjetas.

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¿Cómo cambiaría la forma en que se evalúa nuestro historial?

Todo lo que hacemos en Internet queda registrado. Y esa valiosa información está en manos de pocas pero grandes empresas, como Facebook, Amazon y Alibaba. "Incorporan cada vez más servicios financieros a sus ecosistemas, permitiendo el surgimiento de nuevos proveedores especializados que compiten con los bancos en pagos, gestión de activos y provisión de información financiera", recordó el FMI.

Utilizando inteligencia artificial, se obtiene información relacionada con el tipo de navegador que usamos, con qué equipo accedemos a Internet, nuestro historial de búsquedas y las compras en línea.

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"Estas fuentes de datos alternativas son a menudo superiores a los métodos tradicionales de evaluación de crédito y pueden promover la inclusión financiera, por ejemplo, permitiendo más crédito a los trabajadores informales y a los hogares y empresas en zonas rurales", se destacó en la publicación.

El problema que se enfrenta es la vulnerabilidad y la inseguridad ante posibles delitos informáticos. Además, se debe adaptar estos nuevos modelos a la supervisión de las autoridades, señaló el FMI.

"Para abordar todos estos desafíos, las agencias reguladoras deben asegurarse de que su experiencia coincida con la de la industria, algo históricamente difícil que puede volverse aún más difícil a medida que ingresa más talento a la esfera de la tecnología financiera y se acelera el ritmo de la innovación", comentó la entidad.

Se advirtió que el entorno de la política monetaria también cambiará. Es posible que los bancos centrales deban ser "contracíclicos", generando medidas de compensación en exceso o, por el contrario, disposiciones que frenen el riesgo de alguna crisis.

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"Será necesario comprender plenamente los nuevos canales de transmisión de la política monetaria. Y, a medida que los nuevos actores hacen que los bancos sean menos relevantes para el sistema financiero, es posible que los bancos centrales necesiten ajustar su caja de herramientas de implementación de la política monetaria, permitiendo potencialmente el acceso de entidades no bancarias a líneas de liquidez e incorporándolas en sus operaciones", insistió el FMI.

"En general, si bien gran parte del progreso tecnológico en las finanzas es evolutivo, su ritmo se acelera rápidamente. El potencial de las fintech para llegar a más de mil millones de personas no bancarizadas en todo el mundo, y los cambios en la estructura del sistema financiero que esto puede inducir, pueden ser revolucionarios", concluyó la entidad. (I)