Engañó a sus padres durante años y cuando fue descubierta decidió que quitarles la vida era la mejor opción.

Jennifer Pan, una canadiense de orígenes asiáticos, se mostraba como una "hija modelo" y sus padres creían que ellos, con su disciplina, habían formado a la persona perfecta. No obstante, estaban muy alejados de la realidad.

Al igual que muchos padres controladores, Bich Ha Pan y Huei Hann Pan, organizaban y decidían todo lo que debía, y lo que no, hacer su hija. La dejaban y la recogían de la escuela y no tenía permitido tener amigos, hablar con niños que pudieran distraerla de sus estudios o ir a eventos sociales de la escuela como bailes y fiestas, detalla Infobae en una publicación.

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Pese a la presión y control que ejercían sobre ella, se volvió experta en falsificar los reportes de calificaciones, todos con puntajes perfectos; menciones de honor e incluso el título de bachiller, porque en realidad solo fue una estudiante mediocre y no culminó los estudios.

Más adelante, inventó que había ingresado a la Universidad de Ryerson, mostrándoles una carta de admisión falsa, y que se había mudado con una amiga. Pero en realidad había empezado a salir con un joven llamado Daniel Wong, con quien tenía una relación sentimental oculta de sus padres.

Les dijo a sus progenitores que estudiaba para ser farmacóloga, como ellos querían. Pasó supuestamente dos años en esa universidad y luego dijo que había decidido ir a otra, incluso compró libros de texto, vio documentales y recopiló información sobre el centro de estudios para sostener el engaño. Les dijo además que había ganado becas y subvenciones y que ya no necesitaba que pagaran su educación.

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Lo que pasaba realmente era que se había ido a vivir con su novio, Daniel, y había empezado a trabajar como mesera en un restaurante, además daba clases de piano.

En su interior crecía un gran rencor hacia sus padres y se sentía agobiada por tener que mantener tantas mentiras todo el tiempo.

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Tras graduarse de la universidad, buscó la forma de que sus padres no le pidieran estar en la ceremonia. Sin embargo, todo se fue complicando más.

Finalmente es descubierta

Ella les aseguró que había empezado un trabajo en un hospital, con horarios muy complicados, por lo que lo mejor era seguir viviendo con su amiga de la universidad, pero sus padres empezaron a sospechar que algo estaba mal.

En el 2010 la historia llegó a su fin, pero con un desenlace fatal. Ese año, el padre de la joven la obligó a que lo dejara llevarla al hospital donde supuestamente trabajaba. Aunque ingresó rápidamente y trató de disimular, él decidió seguirla y averiguar sobre su hija, descubriendo que no trabajaba ahí.

Buscó a la compañera con la que ella inventó que vivía, enterándose de que hace años ellas no veían. Ante esto, la obligaron a confesar lo que sucedía en realidad. La joven terminó finalmente diciendo la verdad y detallando todo su engaño.

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Su padre tomó la decisión de que vuelva a la casa, deje los trabajos que tenía en realidad y se olvide de su novio, todo esto aunque Jennifer ya tenía 24 años. Además le quitó su celular, su computadora e instaló un GPS en su automóvil para saber a qué sitios iba.

Un plan fallido

La idea de matar a su padre nace luego de reencontrarse con un amigo llamado Andrew, quien pasaba por algo similar y que había decidido terminar con esa situación matando a su padre.

Él le presentó a un amigo que conocía y los tres planearon matar al padre de Jennifer en el parqueadero de su trabajo. Con este fin ella le entregó a Andrew $1.500, pero él terminó huyendo con el dinero.

Luego de un tiempo vuelve a tener contacto con Daniel, pero estaba convencida de que no podría volver con él si sus padres estaban con vida. Por lo que armaron un plan para asesinar a sus padres.

Daniel consiguió a tres sicarios a quienes les pagaron $10.000. La idea era fingir que estas personas ingresaban a la casa a robar y finalmente cometer los crímenes.

Decidieron que el plan se llevaría a cabo el 8 de noviembre de 2010. Esa noche, la joven abrió la puerta de su casa cuando sus padres estaban por dormir y dio a señal a los asesinos para que ingresaran.

Los sicarios entraron a la casa, sacaron a los padres de las habitaciones y a la joven, fingiendo el robo. Mientras que a ella la dejaron en el piso de arriba, bajaron y dispararon a los padres de la joven en la cabeza.

Aunque la madre murió en ese momento, el padre logró sobrevivir y salir de la casa para pedir ayuda a un vecino, quien llamó a una ambulancia. En el hospital lo pusieron en un coma inducido.

Jennifer llamó al 911 y reportó lo sucedido desde su casa. Al llegar la policía se dio cuenta de que no se habían llevado nada de valor y que era raro el que hayan entrado por la puerta principal.

Poco después el padre despertó del coma y dijo que recordaba todo. Le indicó a la policía que su hija parecía reconocer a los delincuentes y que ella no estaba atada.

Cuando la joven fue interrogada dijo que ella sí había contratado a los sicarios, pero que lo que realmente quería era que la asesinaran a ella porque se sentía deprimida, sin embargo, que ellos se equivocaron.

Fue arrestada y en el 2014 la sentenciaron a cadena perpetua. Corrieron con la misma suerte su novio y los tres hombres que la ayudaron con el plan: Lenford Crawford, David Mylvaganam, Erick Carty. En 25 años, en el 2039, podría pedir libertad condicional para salir de prisión y vivir bajo vigilancia. (I)