Ser mujer para Amparo Tapia, de 40 años de edad, ha sido un redescubrimiento de sí misma. A los 18 quedó embarazada, por lo que abandonó sus estudios de bachillerato que nunca retomó para laborar en las bananeras, donde le pagaban menos que a los jornaleros.

Era 1998, su pareja la había abandonado sin reconocer a su hijo. En esas condiciones aceptó el trabajo para financiar el parto. Ganaba lo que equivalía a $5.

Solo contaba en ese entonces con el apoyo de sus padres y después tuvo la opción de migrar a España, donde vivió del 2002 al 2005. Allá procreó una niña mientras su primogénito quedó con sus abuelos. “Hay que sacrificarse, pero en Europa vi que había más igualdad de género y renové mi mentalidad de mujer”, asegura.

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Al regresar conoció a su actual compromiso con el que tiene gemelas de 13 años. La pareja compró un pedazo de tierra en el recinto Trípole del cantón Naranjal, en Guayas, donde Amparo creció.

En la propiedad siembra cacao, cría cerdos, gallinas y patos, y desde hace ocho años montó un negocio en el que todos los sábados vende cerdo a la barbosa que se cocina con leña y carbón. “La opción de la mujer campesina es migrar para traer ahorros y pues salir adelante. Mi esposo también fue migrante y así compramos”, dice.

“En el campo hay que esforzarse más porque hay que trabajar sin descuidar la alimentación y el cuidado en el hogar”, añade.

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La agroecología tiene un matiz femenino en el país

Gabriela Pineda, de 26 años, solo terminó la primaria porque su madre no pudo solventar sus estudios. “Éramos cinco hermanos y nos dedicamos a sembrar desde los 12 años”. Ya a los 16 se comprometió y ahora tiene dos hijos.

Gabriela recibió 800 m² en la parroquia Cusubamba, del cantón Cayambe (Pichincha), como herencia donde siembra para abastecer de frutas y hortalizas un puesto que tiene su madre en el mercado.

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Su granja agroecológica la desarrolla tras capacitarse con 45 mujeres que son parte de la Asociación Allpamanta. “Con la ayuda de AVSF (Agrónomos y Veterinarios Sin Fronteras) vendemos de forma directa a los consumidores en un mercadito en Quito y esperamos retomarlo”, dice. (I)