El enfermero español Joan Pons Laplana, voluntario a quien se le aplicó en junio pasado la vacuna impulsada por la AstraZeneca y la Universidad de Oxford contra la COVID-19, manifestó este martes a Diario EL UNIVERSO que "no hay que alarmarse" ante el anuncio de esa empresa farmacéutica de pausar los ensayos de la fase 3, por posibles efectos adversos en uno de los voluntarios.

"AztraZeneca no puede pausar nada porque ellos solo distribuyen la vacuna. El comunicado tendría que venir de Oxford", señaló.

Pons destacó que "si supongamos que es verdad, tampoco hay que alarmarse. Solo ha sido un voluntario y no sabemos si su enfermedad tiene que ver con la vacuna o no. La seguridad siempre tiene que ser una prioridad. Hay que esperar que haya más substancia. El pausar ensayos forma parte del protocolo y ocurre a menudo".

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Y finalizó con un mensaje tranquilizador: "No hay que alarmarse. Ante la duda, pausar es la acción apropiada".

AstraZeneca decidió interrumpir un ensayo clínico para lograr una vacuna contra la COVID-19, porque uno de los participantes sufre "una enfermedad potencialmente inexplicable", según había informado este martes un portavoz de la compañía a medios de comunicación estadounidenses. (I)