Ha visto morir a decenas de enfermos en la sala de emergencia, luchando por una bocanada de oxígeno. Joaquín (nombre protegido) es médico en un hospital público de Ibarra. Él se encarga de valorar a los pacientes que llegan con síntomas de COVID-19 y, si la situación es compleja, les asigna una cama, aunque no siempre hay una disponible.