Las acciones diplomáticas para evitar que la flota pesquera extranjera, en su mayoría china, deje de estar activa frente a la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Galápagos no han tenido resultado durante tres años.

La Armada de Ecuador ha alertado de la presencia de esta flota en julio del 2017, en junio del 2018 y en abril del 2019.

En el 2017, a poco más de dos meses de iniciado el gobierno de Lenín Moreno, un barco chino frigorífico, ahora conocido como "Hualcopo", fue capturado por ingresar a la Reserva Marítima de Galápagos.

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La canciller del momento, María Fernanda Espinosa, elevó una nota de protesta a China y dispuso "la articulación” de acciones con organismos internacionales vinculados a la pesca como la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS) y la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), articulación que también anuncia el canciller Luis Gallegos.

La Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), cuyas decisiones no tienen carácter vinculante, emitió una declaración de condena el 2017, parecida a la emitida en la Declaración de la Asamblea Extraordinaria, en estos días.

El Gobierno chino respondió con una investigación sobre la embarcación aprehendida y dijo que, "de ser necesario, establecerá las medidas correctivas y se aplicarán las sanciones".

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Espinosa renunció en junio del 2018 y en ese mismo mes la flota china estuvo de vuelta. Para abril del 2019, con José Valencia frente a la Cancillería, el Gobierno convocó de manera inmediata al embajador chino, para hablar sobre el tema.

Después del ingreso del Hualcopo en el 2017, la consigna era defender la soberanía y jurisdicción de Ecuador, tanto sobre el mar territorial y la reserva marina como en la ZZE, más que iniciar acciones para la conservación de las especies más allá de las 200 millas. La discusión de la afectación ambiental se reforzó este año.

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En estos tres años y, tras la firma de la Alianza Estratégica Integral (AEI) entre los dos países el 2016, se dieron varios encuentros más entre las autoridades de los dos países, en ninguno fue un tema de relevancia la pesca en alta mar.

Las relaciones han cruzado por el G77 y China con el calentamiento climático, las donaciones por el terremoto del 2016, encuentros entre la Celac y China, la acogida de la propuesta comercial china "Franja y Ruta", el afianzamiento de la AEI, la visita del presidente Moreno a China, condecoración al embajador saliente chino Wang Yulin, que ya estaba en el impasse por la flota, en 2017.

Además, reuniones en las Naciones Unidas, suscripción de convenios de cooperación, para impulsar el desarrollo económico y social del Ecuador, créditos, promoción turística y, lo último, este año, donaciones por el COVID-19 y el impasse del camarón.

Ahora, el canciller de Ecuador, Luis Gallegos, varía la estrategia diplomática, en lugar de protestar, pide negociar y China acepta. De inmediato Gallegos señaló: "En pocos días, hemos alcanzado lo que no se ha alcanzado en tres años".

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Esto, aunque no habría Convenio o Ley de la que sean suscriptores los dos países que obliguen al país asiático a sacar sus buques del corredor de aguas internacionales entre las dos ZZE de Ecuador insular y continental.

En algún momento se habló de la posibilidad de implementar el "Acuerdo para la aplicación de las disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), relativas a la conservación y ordenación de poblaciones de peces transzonales y poblaciones de peces altamente migratorios", justo las especies que se encuentran en esta zona frente a la ZEE de Galápagos.

Sin embargo, China, que es parte de la Convemar, firmó este Acuerdo, pero no lo ha ratificado, según el Boletín de la Convemar, de julio del 2019 y el capitán de Navío en servicio pasivo, Humberto Gómez.

Con estos antecedentes, el embajador chino, Chen Guoyou, ratificó, en rueda de prensa a medios ecuatorianos, que no hay ley que impida la pesca en alta mar (fuera de las ZEE) y que consultaría a su país si la veda pesquera que establecerá para el periodo que va de septiembre a noviembre, al suroeste de Galápagos, se podría o no aplicar también entre julio y agosto, tiempo en el que regularmente llegan cada año.

Sobre el manejo diplomático que Ecuador ha tenido sobre el tema, el catedrático en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Pablo Medina, considera que "protestar" puede servir entre países "simétricos", pero este no es el caso de Ecuador y China.

Entonces, dice Medina, caben dos soluciones de corte pragmático: abrir una negociación bilateral directa, como lo ha hecho Gallegos o buscar reducir esa asimetría estableciendo alianzas regionales, con los países ribereños, por ejemplo, porque no hay forma de imponer a China nada, menos aún si están en aguas internacionales. Además, los procesos en relaciones internacionales no son automáticos, toman tiempo.

Para el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea, Fernando Flores, el Gobierno ecuatoriano debió exigir el retiro, aunque reconoce que es un tema de voluntad de China, porque se encuentran en aguas internacionales. El asambleísta César Rohón agregó que la salida es diplomática y a través de organismos regionales pesqueros.

Gallegos asegura que es el inicio de un proceso de consultas y es un gran paso.(I)