La semana pasada el Festival de Cannes -como el trabajo, el estudio, las protestas sociales, las relaciones sociales y el entretenimiento- se movió al mundo digital. Pero, ¿dónde están los gatos?

En una era de teléfonos inteligentes, redes hiper-conectadas y revoluciones sociales en vivo y en directo, los PANDEMIALS vivimos sumergidos en la virtualidad. Es como un océano embravcido cuyos oleajes -caos, miedo, incertidumbre, corrupción, fakenews, teorías conspirativas- golpean fuerte.

Y los videos graciosos de gatos, perdieron su gracia.

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Los gatos -y sus travesuras- ya nos son influencers. “Es un tiempo interesante para influencers. Todo lo que hacen parece tan inútil ahora”, comentó Thomas Gorton de Dazed Media.

“La era de los influencers -como los conocíamos- se acabó”, dijo Izzy Farmiloe en Cannes. La pandemia nos hizo cuestionar los valores y los modelos en los que operaba la sociedad. Los eventos globales y locales se sienten por igual -en la pantalla del móvil o del computador o en ambos-. La cuarentena, el incremento de fallecidos por el Covid-19, los cuerpos de familiares desaparecidos, la muerte de George Floyd, los presidentes deshumanizados, los sobreprecios de mascarillas o insumos médicos, provocan estallidos sociales que restan interés a los chismes de celebridades o influencers.

Nuestra búsqueda de significado y propósito (que nos devuelva algo de esperanza) evidencia la falta de sentido de muchos mensajes auto-complacientes de influencers.

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Y desnuda las intensiones comerciales de las acciones auspiciadas por marcas - incluso en TikTok-. ¿Lo crítico? Un estudio demuestra que sólo el 6% de la gente toma decisiones de compra basadas en las recomendaciones de estos influencers.

Otro estudio demuestra que para 87% de miembros de la Generación Z la política es importante. 52% opinan sobre política en redes sociales y 56% participan activamente firmando peticiones o protestando o amplificando mensajes. El #BlackLiverMatter, después de la muerte de Floyd, activó protestas en 19 países (es el movimiento por derechos civiles más grande de la historia de la humanidad). ¿Y qué tienen que ver las marcas?

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En somospandemials.com -un ensayo con siete insights para que las marcas sobrevivan la pospandemia- propusimos que las marcas deben involucrarse con la causas sociales. Deben ser parte de la cultura, no imitar la cultura.

¿Y los gatos?

Ese espacio que han dejado los gatos puede ser llenado por marcas líderes que privilegien las causas sociales y el bien común; pues para ellas la recompensa será más ventas. (O)