Herschel Grynszpan, un judío de 16 años, nunca había cogido un arma, era un estudiante, al que lo describen como tímido, disparó a un diplomático alemán en París.

Este hecho, que fue tomado como pretexto por el Partido Nacional Socialista de Alemania, liderado por Adolf Hitler, para desatar su furia contra el pueblo judío, ha quedado relegado en la historia como lo recoge la publicación del portal El Español.

"Era un mero estudiante, tímido y al que le gustaba frecuentar el cine. Jamás había cogido un arma. Sin embargo, al enterarse de que habían deportado a su familia decidió lo que tenía que hacer y adquirió una pistola. El libro de (Stephen) Koch (El chivo expiatorio de Hitler) narra paso por paso todo lo que Herschel sintió y pensó en todo momento. Los nervios y el caos se habían apoderado de él. No tenía un plan fijado", reseña el reportaje de Julen Berrueta.

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La familia de Herschel lo envió a París en 1937, para ese entonces ya estaban en vigencia las leyes antisemitas que volvieron difícil el día a día para los judíos. Las ambiciones de Hitler eran notorias y el joven judío lo sabía.

Tras la firma del acuerdo de Munich, con el que Alemania se apropió de territorio de Checoslovaquia, el führer intensificó las medidas contra el pueblo hebreo, como la deportación de 12 mil judíos polacos que vivían alemania, entre ellos la familia de Herschel. Este fue el detonante para que el joven tomara una decisión que aceleraría los hechos históricos que conocemos ahora, según estudiosos del tema.

"Mis queridos padres, no podía hacer otra cosa, que Dios me perdone. Me duele el corazón cuando oigo hablar de vuestra tragedia y la de 12.000 judíos. Debo protestar para que el mundo entero me oiga y es lo que voy a hacer. Perdonadme", escribió antes de acudir a su misión, recoge la publicación de El Español.

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Herschel Grynszpan tras su detención por la policía francesa. Bundesarchiv. Usada por El Español.

El 7 de noviembre de 1938, el joven tomó el metro hasta la Embajada alemana y, sin haber empuñado un arma en su vida, disparó al primer diplomático alemán que se cruzó en su camino. "Realmente no sabía con quién hablar ni quién era el objetivo más importante. Había sido conducido hasta el despacho de Ernst vom Rath, un secretario de la embajada. De hecho, según indican las últimas investigaciones, el diplomático llevaba un tiempo enfurecido con el gobierno nacionalsocialista", se relata.

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No obstante, Hitler y la cúpula del partido nacionalista utilizaron la muerte de vom Rath de forma política y con objetivos de propaganda.

"Cuando el funcionario herido murió dos días después, Adolf Hitler y Joseph Goebbels usaron esta muerte como pretexto para la gran ola de violencia y terror antisemita patrocinada por el Estado, que se conocería más tarde como Kristallnacht (Noche de los cristales rotos), el pogromo (saqueo y matanza) que muchos consideran el detonante del Holocausto", explica Stephen Koch, autor del libro El chivo expiatorio de Hitler (Galaxia Gutenberg), que arroja luz a una historia poco conocida y olvidada por la mayoría, destaca El Español.

Desaparecido en Alemania

"Cuando la guerra estalló definitivamente y Alemania ocupó Francia, Herschel pasó a ser cautivo de los nazis. Es en septiembre de 1942 en la cárcel de Magdeburgo donde se le pierde la pista definitivamente a Herschel Grynszpan. Algunos rumores dicen que en 1945 todavía seguía con vida en la misma prisión. Otros dicen que incluso sobrevivió a la guerra y vivió bajo otro nombre en París", se relata.

Tras la búsqueda sin resultados, un tribunal lo declaró muerto el 1 de junio de 1960, pero por formalidad se estableció como fecha oficial de la muerte el 8 de mayo de 1945: "Eligieron el 8 de mayo de 1945, el último día de la guerra mundial, como fecha simbólica de la muerte de un hombre que se adelantó a la fecha inicial de la guerra para actuar". (I)

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