Una niña de 12 años de la nacionalidad Awá, mordida por una serpiente el pasado 21 de marzo en la comunidad fronteriza de Gualpi Bajo, en el noroccidente carchense, fue trasladada la tarde de este miércoles en un helicóptero Lama, de la Brigada Andes hasta el aeropuerto de Tulcán y luego remitida al hospital Luis Gabriel Dávila.

Los familiares en un principio optaron por la medicina tradicional acudiendo al curandero del lugar, acatando las tradiciones de esta etnia, pero sin ningún resultado, ya que se trató de una mordedura severa.

Con el paso de los días los padres deciden pedir ayuda al promotor de salud de esta zona, donde no existen vías de comunicación. El auxiliar de enfermería el 26 de marzo, tras adaptar una camilla con maderos y un plástico trasladó con la ayuda de comuneros a la infante al centro de salud de San Marcos.

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Génesis Tobar, médico de la unidad, explicó que en estos casos es urgente la aplicación de suero antiofídico, pero los familiares prefirieron hacer uso de sus costumbres, justificando así el tiempo que demoró en recibir atención hospitalaria la menor.

Comentó que días atrás luego de evidenciar que no mejoraba se intentó movilizar a la pequeña por vía aérea a Tulcán, pero los padres se opusieron ya que según ellos, debían respetar la usanza comunitaria y confiaban que el shamán iba a curar a la menor.

Al complicarse el cuadro de salud, después de 13 días, la comunidad y los parientes autorizaron el traslado, acogiendo el sistema de referencia que es un protocolo del Ministerio de Salud Pública, que permite que pacientes graves después de la valoración sean movilizados por vía aérea.

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El miércoles la niña fue internada en el hospital estatal carchense, donde recibe el cuidado médico y medicina. Jairo Cantincuz, presidente de la Federación Awá, sostiene que la falta de vías de acceso no permite salir a tiempo a enfermos críticos a la ciudad.

Aclara que se demoraron tres semanas en salir al hospital de referencia porque la comunidad Awá práctica la medicina ancestral y la negativa de la familia en un primer momento se debió a que optaron por un tratamiento basado en sus costumbres.

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El dirigente anunció que están trabajando para buscar que los pobladores comprendan sobre la importancia de fusionar las dos formas de tratamiento para no irrumpir de manera brusca en los hábitos de su gente.

“A Sandra le tocó padecer en este proceso, pero es una base para que la comunidad vaya entendiendo que hay patologías que necesitan una intervención hospitalaria y urgente, más aún cuando contamos con el respaldo del MSP”, dijo Tobar. (I)