Al tratar de mantener el positivismo en medio de la angustia y el dolor que deja el coronavirus, muchos han resaltado la disminución drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esto como consecuencia de que muchas fábricas han debido parado su producción, la gente no puedo salir a las calles y no utiliza vehículos, entre otras actividades económicas que se han detenido.

El efecto de esto se ha evidenciado claramente en vistas por satélite desde China o el norte de Italia, donde el dióxido de nitrógeno, uno de los principales contaminantes generados por la quema de combustibles fósiles, ha disminuido con fuerza.

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Un estudio de Global Carbon Project estimaba que las emisiones habían caído cerca de un 25% en los meses de confinamiento por la pandemia en China, el país más contaminante del mundo.

Sin embargo, no todos consideran que esta sea del todo una noticia positiva. “Lógicamente, no voy a celebrar un descenso de emisiones por el coronavirus. Pero tampoco celebraré nunca ningún descenso que no sea escalonado”, indicó Rob Jackson, profesor de la Universidad de Stanford y presidente de Global Carbon Project, en una entrevista para Los Ángeles Times.

Jackson indicó que si las cosas siguen como hasta el momento, este año las emisiones podrían reducirse hasta en un 2%, pero le preocupa que haya 'un efecto rebote' como sucedió en el 2008. Esto debido a que las compañías, después de tener bajas en sus ganancias, quieren recuperar lo perdido con mayor producción. Eso provocó un ascenso tenebroso de las emisiones.

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Pero se hace énfasis en que el problema no es que las actividades económicas se reactiven con fuerza, sino que se descuiden temas ambientales o a la transición ecológica. Al no ser este un proceso que se da paulatinamente, sino por una crisis, es simplemente momentáneo y no duradero.

“Esta situación es una prueba del compromiso de los gobiernos y las empresas con las transiciones de energía limpia. Los análisis de la AIE muestra que los gobiernos dirigen directa o indirectamente más del 70% de las inversiones mundiales en energía. Hoy tienen una oportunidad histórica de dirigir esas inversiones hacia un camino más sostenible”, señaló Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía en una carta.

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Es por ello que crece la preocupación por parte de ciertos organismos. Temen que la reducción de las emisiones que se registra en la actualidad, luego superen a las anteriores debido a un deseo de reactivar rápidamente la economía dejando de lado protocolos ambientales y cuidados ecológicos. (I)