Para hablar del origen de la pandemia de coronavirus COVID-19 hay que retroceder hasta fines del 2019 en China.

La ciudad de Wuhan, que era su epicentro, llegó a un nivel tan alarmante de contagios que el 23 de enero las autoridades decretaron el bloqueo de la ciudad, la reclusión de la población, medidas rigurosas para el personal médico y bajar a la mitad los días que se necesitaban para el diagnóstico.

Sin embargo, ahora que los contagios están en su nivel más bajo desde entonces en Wuhan y toda China, especialistas comentan que esas medidas llegaron muy tarde porque la mayoría de contagiados provocaban infectados no detectados que habían esparcido el coronavirus por más de 400 ciudades del país, uno de los más conectados con todo el mundo.

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Utilizando cifras de los casos en China, investigadores han mostrado que hasta el confinamiento de Wuhan las autoridades no estaban detectando al 86% de los infectados, puesto que estos seguían con su vida cotidiana, algunos sin síntomas y otros con malestar leve.

Los que no tenían síntomas fueron los que ocasionaron la explosión de casos, según el estudio. Estos contagios 'invisibles' son el mayor desafío para contener la pandemia.

En Wuhan las medidas drásticas ayudaron a bajar los contagios 'invisbles' a 35% entre el 24 de enero y el 8 de febrero.

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Para la investigación, publicada en la revista especializada Science, se usó los patrones de movimiento de centenares de millones de personas que usan los servicios de la gigante tecnológica Tencent. (I)