El libro "A Woman Like Her: The Short Life of Qandeel Baloch" es un libro que recoge la historia de la mayor influencer pakistaní, a quien su hermano asesinó en el 2016 y defendió el femicidio aduciendo la deshonra que ella había causado a su familia.

Fue precisamente en el mes de febrero, pero hace cuatro años, cuando Qandeel Baloch publicó un video en su cuenta de Facebook, el cual fue visto más de 800.000 veces durante las primeras dos semanas, antes del día de San Valentín. Quizás allí, marcó el principio de su fin, sin siquiera imaginarlo.

De acuerdo a la modestia que se exige a las mujeres en Pakistán ella no vestía de forma adecuada, pues llevaba un vestido rojo escotado, que permitía ver sus muslos en la cama sobre la que estaba echada, tendida también en rojos; en su maquillaje se destacaba la boca escarlata.

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En el video también la mujer de 26 años se burlaba del gobierno pakistaní, que había advertido a la población que no festejara el día de los enamorados porque era “una celebración occidental”.

Ella decía que las autoridades podían impedir que la gente saliera a la calle, pero no que se amara. Lo decía en inglés y lo repetía en urdu. Lo volvía a decir y agregaba que los políticos eran descarados e idiotas. Excepto el primer ministro y ex jugador de cricket, Imran Khan, que se había divorciado, a quien le ofrecía su corazón.

Lo que queda claro es que Qandeel Baloch nunca tuvo miedo de mostrarse como era en realidad, pese a las costumbres de su país. Cuando era niña, en el villorrio de Shah Sadar Din trepaba a los árboles más rápidamente que sus hermanos varones, a los que desafiaba; o nadaba, andaba en bicicleta, bailaba cualquier música que sonara. Incluso hasta en una ocasión, golpeó a un hombre que molestaba a su hermana. Cuando era niña, contó una de las hermanas, Qandeel decía que nunca iba a usar una burqa.

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Los padres siempre la encontraron más inteligente que el resto de sus hijos, pero eso no cambiaba su destino, casarse y obedecer a su marido. Al menos podían darle zapatos, ya que la ropa y los adornos le encantaban: de haber vivido a unos 800 kilómetros, en Baluchistán, no se lo hubieran permitido las autoridades religiosas locales: las mujeres deben andar descalzas para que, cuando salen de sus casas, sólo puedan mirar al suelo.

Demostró ser rebelde, como aquella ocasión en escapó de la casa de su marido, su primo Aashiq Hussain, con quien la habían casado por la fuerza, y debió dejar a su hijo, Mishal, con la esperanza de recuperarlo una vez que ganara dinero, pero la ley no estuvo de su lado. }

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Completó su divorcio tras comprobar abusos físicos y psicológicos, pero perdió la tenencia de su niño. Se mudó a Karachi, donde realizó su sueño de fama en las redes sociales, y se convirtió en el objeto de amor, admiración, envidia y odio de todo Pakistán.

Pero la gota que derramó el vaso para que su hermano quisiera asesinarla por defender el "honor" de su familia, fue el encuentro con el mulá Abdul Qavi, que comenzó con un diálogo en la radio y terminó con una cita en un hotel de Karachi donde —según publicó ella en las redes— él se comprometió a aconsejarla, lo cual le costó al religioso su puesto como académico islámico.

Debido a este encuentro, ella comenzó a recibir amenazas; temerosa de seguir viviendo sola en Karachi, viajó a la casa que había rentado para sus padres, con su dinero de influencer, en una ciudad cercana a su pueblo de origen, Multan.

En el escándalo que siguió, la prensa pakistaní atacó con todo a la joven que había cruzado una línea imaginaria que ninguna mujer debía cruzar. Entre las armas que se emplearon se contó una foto de su pasaporte: allí se veía que su nombre verdadero era Fouzia Azeem.

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Su hermano Muhammad Waseem juró que limpiaría el honor de la familia, ya mancillado según él cuando su hermana decidió preservar su vida y divorciarse de su marido abusador. Si aquella vez se había salvado, había sido un error, razonó.

Life has taught me lessons in a early age...My Journey from a girl to a SELF DEPENDENT WOMEN was not easy.#Qandeel pic.twitter.com/Mwyn4UC32z

La historia de Qandeel, su biografía triste, su fama breve y su femicidio se acaba de publicar en los Estados Unidos como A Woman Like Her, The Story Behind The Honor Killing Of A Social Media Star (Una mujer como ella: la histoira detrás del asesinato por honor de una estrella de las redes sociales), una investigación de la periodista Sanam Maher. El libro explora las tensiones en una sociedad influida por la modernidad global y también por las tradiciones más brutales. También es un vistazo al modo infrahumano en que viven millones de mujeres en el mundo, objeto de la voluntad de sus familias patriarcales.

“Hacía videos en Facebook, nos deshonraba", argumentó, como explicación y no como arrepentimiento, el hermano que la asesinó. Para él fue difícil de entender por qué lo llevaron a juicio: en general, estos casos se perdonan entre los familiares, y la ley no interviene. Pero aun cuando, inusualmente, lo detuvieron y lo procesaron, los atenuantes del honor le permitieron evitar la pena de muerte y recibir una condena a 25 años.

Entre las publicaciones que realizaba en las redes sociales perreaba, se grababa mientras se bañaba, o bailaba en bikini, o prometía un striptease si el equipo nacional de cricket le ganaba al de la India, lo cual no sucedió. Los admiradores y los detractores no podían dejar de mirarla. Después de todo, las producciones se montaban con cuidado: Junaid Qasi, consultor de marcas digitales que trabajó con Baloch durante sus últimos meses, dijo a The Guardian que ella escribía guiones, discutía las ideas y filmaba diferentes tomas hasta que estaba conforme con el resultado. Hacia el final de su vida, la joven recibió ayuda de unos blogueros de la India, donde soñaba con viajar, para mejorar su página de Facebook.

El mulá Qavi dio a entender que el femicidio fue una señal divina y un mensaje para otras personas. “Cuando se insulta a un mulá, se ve la reacción. Baloch dijo que tenia 700.000 seguidores, pero cuando murió apenas 100 personas fueron a su funeral. Esto es porque la gente respeta a los académicos islámicos, y ella me faltó el respeto”, declaró.

“En el futuro, antes de humillar a un religioso, deberían recordarse a sí mismos cuál fue el destino de esta mujer".

En su libro, Maher recordó que en febrero de 2016 Issam Ahmed, un periodista de la agencia internacional France Presse, entrevistó a Qandeel para una nota “sobre cómo la juventud del país interactuaba en las redes sociales”. Por entonces ella tenía más de 700.000 seguidores en Facebook, 40.000 en Twitter y un canal popular en YouTube.

"‘Los jóvenes se pueden comunicar online con relativa libertad’, escribió Ahmed. Describió a Bloch como ‘una figura al estilo de Kim Kardashian’”.

Entonces Maher detalló en este libro, la vida de Qandeel. “¿Qué clase de lugar creó una mujer como Qandeel? ¿Por qué su historia recibió tanta atención? ¿Por qué estamos todavía tan fascinados por ella, y cuando miramos sus videos o sus últimas fotos, qué nos devuelve su imagen?”, se preguntó.

Ella afirma que aunque podamos ingresar a un espacio global de ideas y posibilidades en línea, todavía estamos muy anclados en una sociedad y una cultura que no puede permitir esas posibilidades. En la historia de Qandeel, y en otras de este libro, he procurado revelar qué pasa cuando estos dos mundos chocan. (I)