A Staley Sandy-Ester, un niño de siete años con un diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, le gusta jugar con sus Transformers, las computadoras y los robots. Pero no le gusta en absoluto una sala de la escuela.
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Sucedio al norte de Chicago. El caso generó una denuncia por el uso del confinamiento solitario en las escuelas.
A Staley Sandy-Ester, un niño de siete años con un diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, le gusta jugar con sus Transformers, las computadoras y los robots. Pero no le gusta en absoluto una sala de la escuela.
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