La policía nicaragüense impidió este domingo que se entregara agua a familiares de manifestantes presos que llevan cuatro días de huelga de hambre dentro de una iglesia en reclamo por la liberación de sus allegados, denunciaron fuentes eclesiales.

"Venimos a darle agua (a los huelguistas), pero nos regresaron, nos insultaron, casi nos pegan", repudió el padre Pedro Méndez de la sureña ciudad de Masaya, tras ser desalojado junto con sus feligreses por la policía de la entrada de la iglesia San Miguel, donde se realiza la huelga.

Tras ser retirados del lugar, los parroquianos marcharon por algunas cuadras de Masaya, 30 km al sureste de la capital Managua, para exigir la liberación de más de 130 opositores.

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La policía mantienen sitiada la iglesia San Miguel de Masaya desde el pasado viernes, cuando 11 madres y familiares iniciaron un ayuno en el marco de la llamada campaña "Navidad sin presos políticos".

En represalia, el gobierno cortó el agua, la electricidad y las comunicaciones en la parroquia.

La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó en un comunicado el "asedio y hostigamiento" que sufren los familiares en ayuno, y rechazó la detención "abusiva y arbitraria" el pasado viernes de 13 líderes sociales por solidarizarse con los huelguistas, entre ellos la estudiante belganicaragüense Amaya Coppens.

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Grupos de oposición y familiares de presos calculan que 139 personas continúan encarceladas por participar en las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega, aunque las autoridades no reconocen que haya presos por motivos políticos.

Impiden ingreso a la misa

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La presencia policial imposibilitó a los feligreses asistir a la misa dominical en la iglesia San Miguel, que dirige el padre Edwin Román, un fuerte crítico del gobierno que permanece junto a los huelguistas como gesto de solidaridad.

"No existe la libertad de culto en Nicaragua, se ha impedido que celebremos una eucaristía", denunció el religioso a periodistas.

Según el prelado, el gobierno de Ortega ha aumentado la represión contra sus opositores porque "tienen miedo que les suceda lo mismo que en Bolivia", en alusión a la crisis en ese país, sacudido por la renuncia del presidente Evo Morales luego de tres semanas de violentas protestas por cuestionadas elecciones.

La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) pidió al gobierno que frene el "constante asedio" contra el padre Román y las madres en huelga de hambre.

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Nicaragua vive una grave crisis desde el año pasado cuando estallaron las protestas contra Ortega, quien gobierna desde 2007 bajo acusaciones de nepotismo y corrupción por parte de la oposición.

Según grupos humanitarios, la represión estatal ha dejado al menos 325 muertos, cientos de encarcelados y cerca de 70 000 exiliados. (I)