El Muro de Berlín debía ser "el último", pero 30 años después de su caída se siguen erigiendo muros en todo el mundo.

El "muro de Trump" entre Estados Unidos y México (ya hay partes con vallas), las vallas que separan España y Marruecos, la "barrera de seguridad" entre Israel y Cisjordania... son algunos de los casos existentes hoy.

Elisabeth Vallet, politóloga de la Universidad de Québec, cuenta actualmente "75 muros construidos o anunciados". Los existentes suman unos 40 000 km -la circunferencia de la Tierra-, según esta autora del libro Fronteras, vallas y mures- Estado de inseguridad.

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Ella añade que en 1989 habían 15 muros.

El Transnational Institute (TNI), un centro de reflexión internacional con sede en Ámsterdam, indica que 30 años después de pese a que cuando cayó la barrera en Berlín se tenía la esperanza de una nueva era de apertura de fronteras y cooperación, pero todo terminó y parece que ahora se busca lo contrario para resolver problemas como la seguridad. 

"La ola de optimismo duró poco", confirmó Alexandra Novosseloff, investigadora del International Peace Institute de Nueva York.

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Donald Trump junto a prototipos de su muro fronterizo, cuya construcción es una promesa de su gobierno.

Bruno Tertrais, subdirector de la Fundación para la Investigación Estratégica de París, señala que, si bien muchas personas esperaban que la globalización condujera a la desaparición de las fronteras, por el contrario ésta ha alimentado un resurgimiento del nacionalismo, al que "le gustan las barreras"

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El muro sirve como "una metáfora que se espera calme nuestros miedos", dice el exdiplomático francés Michel Foucher, un geógrafo profesor en el College d'Etudes Mondiales, una institución de investigación con sede en París.

"Los Estados miembros de la Unión Europea y del Espacio Schengen han construido desde los años 90 casi 1.000 km de muros, lo que equivale a más de seis veces la longitud total del muro de Berlín, para evitar la entrada de desplazados", según el Transnational Institute.

Se construyen muros "para tratar de combatir de una manera un tanto absurda fenómenos globales como el terrorismo, la migración y la pobreza", explica Novosseloff. (I)