No solo la libertad que se les da a las Instituciones de Educación Superior (IES) para poder acortar el tiempo de las carreras, de hacer nuevos diseños, de ajustar mallas y contenidos vienen con el nuevo Reglamento de Régimen Acádemico (RRA) de la Ley Orgánica de Educación Superior, sino que ahora, aunque la presencia del profesor es importante en el proceso de aprendizaje, el rol más importante lo tiene el estudiante, ya que se limita el tiempo de contacto con el profesor en clase y debe hacer uso de otros mecanismos de aprendizaje fuera del aula.

El reglamento, que oficializa el sistema de créditos, en su Art.  27, dice:

La organización del aprendizaje, a través de las horas y/o créditos, se planificarán en los siguientes componentes:

Publicidad

a) Aprendizaje en contacto con el docente;

b) Aprendizaje autónomo; 

c) Aprendizaje práctico-experimental (que podrá ser o no en contacto con el docente).

Publicidad

Y en el Art. 11, referente a los Periodos Académicos Ordinarios, señala: que “considerando que un estudiante a tiempo completo dedicara un promedio de 45 horas por semana a las diferentes actividades de aprendizaje. En ningún caso el estudiante podrá tener más de 20 horas semanales en actividades que se realizan en contacto con el docente”.

Paúl Herrera, vicerrector académico de la Espol, recuerda que el RRA anterior ya planteó el tema de que no solamente era el contacto con el profesor lo válido en el sistema de aprendizaje, pero que el reglamento actual es más claro, da mayor flexibilización también para que las IES puedan planificar, “entendiendo que el estudiante no solo se forma mientras está en el aula, sino en otros entornos”.

Publicidad

“Ese modelo donde el profesor se para ante 300 cristianos y les da un power point es un modelo que no sirve para desarrollar competencias en los estudiantes”, dice la rectora de la Espol, Cecilia Paredes. “Aquí el tema va de la mano de lo que pensamos tiene que ser el profesional del futuro: competente, autónomo, que se lo logra desarrollando competencias esenciales como pensamiento sistémico, capacidad de crear, de cuestionar, trabajo en equipo, buscar soluciones, como en la vida real”, dice Paredes.

En este sentido, el vicerrector puntualiza:  “Los contenidos en algún momento pueden quedar obsoletos; más que entregarles contenidos hay que entregarles las habilidades necesarias para que siempre puedan estar aprendiendo y para eso hay que darle tiempo al estudiante, no mientras más horas esté con el profesor va a ser mejor profesional, el profesor le dará una guía y un espacio para que el estudiante sea una persona autónoma y creativa”.

Es un cambio fundamental el que se da en este reglamento “en que el centro ahora es el trabajo del estudiante, antes el centro era el trabajo con el profesor, no se valoraban otras horas”,  señala Marlena León, vicerrectora académica de la UEES, quien estima  un gran avance que se pase a considerar el sistema de créditos académicos formalmente, “lo cual promueve también la movilidad de estudiantes que tienen proyectado tomar clases aquí y después emigrar a culminar sus carreras o hacer maestrías”.

Al respecto,  Paredes señala:  “Debemos pensar de manera global cuando hacemos el diseño de un programa que permite varias cosas, entre ellas la movilidad, que pueda ir un estudiante de Ecuador a Europa o a Estados Unidos y que su crédito y trabajo académico valga lo mismo allá, esto no estaba pasando antes”.

Publicidad

La ley y su reglamento dejan en libertad a las IES para determinar el tiempo de duración de sus carreras; en el caso de licenciaturas y otras profesiones puede durar mínimo 4 años y máximo 5. En el caso de Medicina no puede ser más de 5 años, y en este caso las universidades pueden incluir en sus ofertas los periodos extraordinarios, para que los alumnos cumplan con ese tiempo.

En general, más que disminuir en periodos académicos, disminuyen  horas por periodo o años. El reglamento tiene algunas disposiciones transitorias y da 12 meses a las IES para que hagan sus respectivos ajustes y reglamentos internos.

En el caso de la Universidad Católica de Guayaquil, su vicerrectora académica, Cecilia Loor, indica que este primer periodo del 2019, solo la carrera de Medicina asumirá el ajuste de su currículum; para las restantes  se analizarán sus posibilidades “de hacer los cambios que consideremos pertinentes”.

Sin que los ajustes impliquen cambios sustantivos, el rector de la U. de Guayaquil, Roberto Passailaigue, dice que la universidad rediseñará sus carreras o programas de acuerdo a las necesidades identificadas en los perfiles profesionales.

“Para una licenciatura o ingeniería el estudiante debe acumular entre 5.700 y 7.200 horas, entre 120 y 150 créditos, entre 40 y 60 materias. Antes el reglamento era muy rígido, esto promueve la innovación y creatividad porque no hay justificación para que todas las carreras de todas las universidades sean iguales”, señala León.

Otro de los aspectos rescatables del reglamento, según Paredes, es: “Poner el programa al mismo nivel que otros programas en el extranjero, pues no es posible que aquí un médico se hiciera 7 años, las mismas ingenierías también donde teníamos 8.000 horas, mientras internacionalmente son 7.000  horas; es decir, nuestros estudiantes estaban recibiendo  mil horas más de clases, estaban demorando mil horas más  para graduarse, para competir, en seguir preparándose”.

Menos tiempo de una carrera no afectará el perfil profesional, asegura la rectora de la Espol, institución que hace tres años ya hizo rediseños y ahora hará ajustes.

Paredes dice que en la Espol están muy conformes con el reglamento,  asimismo en la U. Católica. “Dentro de los cambios que el RRA plantea consideramos  que existen muchas posibilidades para trabajar con más fuerza y libertad en los aprendizajes de los estudiantes”, dice la vicerrectora. (I)