Lenín Rojas no pudo contener el grito de dolor cuando un agente le puso la mano sobre una mesa y la sostuvo con la rodilla, mientras otro “con una tenaza levantó la uña”, recordó el activista sobre los días que pasó en prisión por protestar contra el gobierno de Daniel Ortega.

El grito debió traspasar las paredes de la sala de interrogatorio de la temible cárcel El Chipote, pero no fue suficiente. “Me volvieron a golpear, me dejaron casi inconsciente, me pusieron en la misma posición y me sacaron otras dos uñas”, relató.

Rojas, de 36 años y padre de cuatro hijos, trabajaba en una empresa estatal cuando se involucró en las protestas contra Ortega como paramédico, para ayudar a curar heridos.

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Pese a suplicar y pedir perdón cuando ya no aguantaba, lo “volvieron a golpear de manera más brusca”. “El maltrato era tanto que pedí que si iban a seguir torturándome, que mejor me mataran”, contó Rojas.

Francisca Mendoza comentó que a su hijo Jeffry Jarquín y otros presos los torturaron solo por ayudar a “unos reos viejitos”, a quienes los asfixiaban, atados de pies y manos. “Los habían atado de pies y manos, los colgaron de cabeza y los golpearon hasta que defecaron y vomitaron sangre”, relató la madre.

Actos de maltrato a prisioneros dentro de las cárceles fueron documentados por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos en su informe divulgado en septiembre.

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“Algunos detenidos han sido sometidos a torturas físicas, incluyendo quemaduras con pistolas de electricidad y/o cigarrillos, el uso de alambres de púas, golpizas con puños y tuberías, e intentos de estrangulación (…). Algunas mujeres fueron objeto de violencia sexual, incluyendo violación... Los detenidos varones también denunciaron casos de violaciones con rifles y otros objetos”, según el informe.

Los líderes campesinos Medardo Mairena y Pedro Mena, quienes fueron sentenciados a 216 y 210 años de prisión, respectivamente, también han sufrido torturas.

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En las cárceles los detenidos son forzados a quitarse la ropa y permanecer todo el día en ropa interior.

La represión a las protestas contra Ortega ha dejado 325 muertos, 2.000 heridos, unos 700 detenidos y miles de exiliados, según activistas.

Rojas fue acusado de terrorismo y diez delitos más, y fue condenado a 18 años, pero salió el 15 de marzo a prisión domiciliaria. En total 236 opositores han sido excarcelados en condiciones similares.

Como otros excarcelados, Rojas aseguró que, aunque está en su casa, no está libre porque hay un constante asedio de seguidores del Gobierno.

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Activistas y detenidos han identificado la cárcel de El Chipote como un centro de tortura, con celdas subterráneas, oscuras y húmedas, ubicada en la loma de Tiscapa, a un costado de una laguna, el centro histórico de Managua.

Centenares de manifestantes, hombres y mujeres, han pasado por este lugar, que fue usado por la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado en 1979, para apresar a sus opositores y exguerrilleros, entre ellos el propio Ortega. (I)