Aunque la técnica se mantiene intacta, los nuevos diseños en los sombreros de paja toquilla le dan una presencia diferente. Teñirlos de colores, pintar sobre ellos o bordar su cinta con algún elemento innovan esta tradicional prenda elaborada por hábiles tejedoras azuayas.

Aunque el sombrero de color blanco lidera las ventas, cada día las tejedoras piensan en cómo mejorar sus productos para alcanzar un nuevo mercado nacional o internacional.

Sin perder la rapidez y la precisión con las hebras de paja toquilla, María Loja cuenta que los sombreros teñidos de diferentes colores –enteros o combinados– tienen gran demanda entre turistas extranjeros, siendo los de tono negro o café los más vendidos.

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Esta maestra de tejido en el Economuseo Municipal Casa del Sombrero afirma que los utilizan durante su estadía para protegerse del sol y luego se los llevan a su país, mientras que los residentes los piden para eventos sociales, pues de lo que le han comentado “el sombrero les da un toque más elegante”.

Su compañera María Teresa Zhinzhin explica que el tejer un sombrero de colores incluye un proceso químico, donde se tiñe la paja toquilla en una olla de agua hirviendo con anilina, limón y sal. Una vez que toma el color deseado continúa con el tejido. La calidad del tejido depende del gusto del cliente. A esto está ligado también su costo, siendo los más baratos de $ 15 y los más costosos pueden alcanzar hasta los $ 2.000.

Otro que está “en plena moda” es el sombrero de color blanco pintado o con la cinta bordada, indica María Loja.

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En mujeres los más apreciados son los redondos de ala ancha que tienen aves, hojas de árboles o pájaros, mientras que los varones prefieren algo más sobrio con una cinta con mensajes como “All you need is Ecuador”. Su costo varía según el tipo de decorado. La base es $ 25.

A pesar de la innovación, las mujeres coinciden en que la paga que reciben por un sombrero de paja toquilla no es valorada por completo. Cuando lo venden sin intermediarios los clientes regatean (piden rebaja) hasta la mitad del precio, mientras que en las grandes empresas el mismo sombrero que ellas venden en $ 20 lo dan por $ 40 o más, dicen.

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Desde hace un mes, la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca impulsa una campaña denominada Hat friday (Viernes de sombrero), que tiene como objetivo consolidar el uso de esta tradicional prenda de vestir.

La campaña se difunde con fuerza por redes sociales. Ahí se pide a los ciudadanos que cada viernes se tomen fotos con sus sombreros y las suban con los hashtags #HatFriday y #EcuadorianHat, este último para posicionar que el sombrero es ecuatoriano y apartarse de la idea del Panamá Hat. (I)

 

Más detalles

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Patrimonio Inmaterial

Tejido ancestral

En diciembre del 2012, la Unesco incluyó al tejido tradicional del sombrero ecuatoriano de paja toquilla en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este arte se transmite de generación en generación. La provincia de Manabí es la mayor exponente del arte de los toquilleros, tejedores y comerciantes. También sobresalen los tejedores de Azuay, Santa Elena y Cañar.