Una ordenanza municipal en Cuenca aprobada el año pasado, que aún no entra en vigencia, regulará el hospedaje calificado como ‘informal’ promocionado en plataformas digitales.

Según datos de la Asociación Hotelera del Azuay en el 2018, la ocupación promedio en los lugares formales fue del 38%.

Ordenanza que regula el sistema cantonal de turismo en Cuenca es el nombre de la normativa que en su art. 23 “prohíbe el ejercicio de prestación de bienes y servicios turísticos en el cantón Cuenca sin contar con la respectiva licencia anual de funcionamiento”.

Publicidad

En caso contrario, señala la ordenanza, “será sancionada de conformidad a lo establecido en la legislación vigente de la materia”, según se complementa en el artículo 60.

Aunque no entra en vigencia por un retardo administrativo, su difusión ya ha generado el reclamo de algunos ciudadanos porque impediría el uso de alojamientos promocionados en plataformas como Airbnb, donde se rentan casas, departamentos y otros lugares por un tiempo determinado.

Para el presidente de la Cámara de Turismo del Azuay, Patricio Miller, irse en contra de una tendencia mundial de ofrecer sitios de descanso sería imposible, por lo que aclaró que el objetivo principal es que los lugares ofertados en internet cumplan con los requisitos legales y administrativos.

Publicidad

Con base en esto, la concejala Carolina Martínez, presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico y Turístico, indicó que otra de las motivaciones es la “cantidad de denuncias” sobre viviendas que no tienen la seguridad adecuada y hasta que se las utilizaba como moteles.

Evadir el pago de impuestos y patentes “no permite el desarrollo del sector formal”, dijo.

Publicidad

Por eso también se acordó que personal de la Fundación Municipal de Turismo, Control Urbano y de Áreas Históricas constate si estos cuentan con todos los servicios y garantías.

Pero la lectura que tiene Juan Alvarado, usuario y anfitrión del hospedaje publicitado en Airbnb, es que el sistema no es bien analizado por las autoridades y gremios. Consideró que el único perdedor es el viajero.

“Se intenta bloquear el uso en su forma original y el usuario tiene menos opciones de viajar o transportarse en una época donde internet ha cambiado todo”, sostuvo. (I)