La parroquia rural Ricaurte, perteneciente a la capital azuaya, Cuenca, vivió este domingo con mucha algarabía la fiesta del Carnaval 2019.

No solo hubo desbordante alegría durante este festejo, sino también mucha comida, por lo que el refrán ‘en barriga llena corazón contento’ fue la mejor definición de lo que aconteció en esta parroquia tras la elaboración del mote pata más grande del mundo.

En una paila de acero de 3 metros de largo por 1,80 metros de ancho se preparó esta comida tradicional, que fue repartida gratuitamente a 3.000 personas que hicieron una larga fila para recibir una ración. Para alcanzar esta cantidad de raciones se necesitaron 250 libras de maíz pelado, dos cerdos (con un peso total de 400 libras), 25 libras de pepa de sambo y 5 libras de cebolla, según contó el chef Johnny Cruz.

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Pero mientras la gente comía de pie o sentada junto a las mesas colocadas a un costado de la paila, en la plaza central de Ricaurte la fiesta continuaba.

El Taita Carnaval fue el centro de atención, pues no paraba de bailar y hasta se dio un chapuzón en la piscina que las autoridades parroquiales instalaron para esta jornada. La designación del Taita Carnaval recayó en Ignacio Ávila por ser uno de los habitantes más activos y alegres. Dijo estar contento por la cantidad de gente que llegó para el desfile de carros alegóricos y danzas tradicionales. “La alegría sale del interior de la persona cuando se comparte todo”, señaló.

En este colorido paisaje también se observó a payasos, cholas cuencanas, chicas con trajes hawaianos, todos jugaban con espuma, serpentinas o con maicena, que al untarse con el agua en el pelo de los transeúntes se convertía en una masa. Nadie se salvó, pero recibían sin quejarse lo que les tocaba.

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Pero además de comida y agua, la fiesta incluyó la presentación de danzas folclóricas con grupos como Mushuc Mina o Nuevo Fuego, que representó el pasacalle Cuencanita y luego la Chola cuencana. Francisco Cárdenas, su director, rompió un momento la fila que hacía para comer el mote pata y contar que a pesar de ser una agrupación nueva, intentan revalorizar estas actividades que con el paso de los años “se están olvidando”. Para eso trabajan durante todo el año con talleres de danza y música enfocados especialmente en los jóvenes.

Otra de las actividades que se cumplieron ayer en el Azuay fue el concierto internacional de Elvis Crespo, que se presentó en la explanada de la terminal terrestre en el cantón Gualaceo. (I)