En el piso 24 de un edificio en construcción, una veintena de jóvenes mujeres ataviadas con casco, botas, chalecos y radios de comunicación se prepara para una sesión de fotos. Todas trabajan en la construcción como brigadistas de seguridad, conductoras de andamios automáticos, plomería, electricidad y maestras mayores, y son parte del programa Mujeres de Altura, de la empresa Uribe & Schwarzkopf.

Tommy Schwarzkopf dice que la idea del programa, que se inició hace más de un año, fue profundizar la participación femenina no solo en las oficinas (más del 55%). La empresa tiene ahora un 4% de mujeres en obra y espera llegar hasta finales de año al 10%. La mayoría está en una situación de vulnerabilidad: son cabezas de hogar, madres solteras, tenían un salario menor al básico o con educación inconclusa.

Sandra Guzmán, de 38 años, empezó en limpieza gruesa, luego brigadista y ya es maestra mayor en el área de estructura, a su mando tiene 20 personas.

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Jennifer Vite, 25 años, era cajera y ganaba menos del básico, se quedó sin empleo y le tocó un cambio fuerte, pero está contenta. Su misión es asegurarse de que los trabajadores de su turno usen bien sus herramientas y equipo de protección.

La política con enfoque de género de la firma se inició hace un año cuando una mujer pasó por un proyecto en construcción y fue acosada verbalmente por los obreros. “Esta mujer se comunicó con nosotros y actuamos. Realizamos campañas internas permanentes en cada proyecto para combatir el acoso. Capacitamos a nuestros obreros para que entiendan la importancia de convivir en un espacio laboral íntegro y respetuoso”, dijo el empresario.

Luego, el tema alcanzó más aristas. Ahora la empresa en su web www.mujeresdealtura.com busca a más mujeres, pueden enviar sus hojas de vida. (I)