Cuenta la leyenda que Pano y Tena nacieron en dos comunidades de Napo. Siendo jóvenes, él, diestro en el manejo de armas, se encontró con Tena en una jornada de caza. Ella se bañaba en un río. El amor surgió entre ambos y empezaron las citas clandestinas. Así consta en una reseña de la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas.