Popular como Las Peñas, El Astillero, Orellana, Garay y otros que forman la memoria de la ciudad, el barrio del Salado tiene su historia y es dueño de anécdotas desde sus inicios en la segunda década del siglo XX.

Fue el que acogió a valiosos personajes y ahora a sus descendientes; asimismo, se convirtió en escenario del quehacer de centros educativos, comerciales, sana diversión, etcétera, en medio de una bella y señorial arquitectura.

Una nota que publicó hace mucho tiempo Diario EL UNIVERSO para diferenciarlo de su vecino el barrio Orellana, que por ordenanza municipal presentaba límites aumentados, precisó para el barrio de nuestro recuerdo la siguiente extensión: por el norte la calle Quisquís, por el sur Hurtado y Pedro Pablo Gómez, por el este avenida del Ejército y por el oeste las orillas del Salado y puerto Duarte.

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De acuerdo con esta delimitación, un fugaz inventario de lo que tuvo y algo queda de la barriada incluirá obligatoriamente a la iglesia de San Juan Bosco, los colegios Vicente Rocafuerte, Dolores Baquerizo, los teatros Guayas y Edén (el moderno), el Mercado Oeste, etcétera.

Figuras emblemáticas como las de Guido Garay, folclorista; Cayetano Tarruel, sacerdote; Andrés Gómez, tenista; Genaro Cucalón Jiménez, jefe de bomberos; Simón Cañarte, empresario y político; Jorge Manzano Escalante, educador; Jorge Fajardo Castillo, médico; Carlos Julio Arosemena Monroy, expresidente de la República, y tantas otras del pasado y presente siglo caminaron sus calles al dirigirse a sus hogares pertenecientes al barrio.

Con edificios, villas y casas que han cambiado con el paso de los años, el barrio del Salado todavía conserva algo de su ambiente acogedor que otrora lo caracterizó, aunque las viejas tiendas de abarrotes adonde la muchachada corría por los encargos de sus progenitores se esfumaron, al igual que los pregoneros de carbón, frutas y más detalles que le daban esa particularidad que ahora motiva añoranzas. (I)

Por ti canta la patria, / por ti es gema la historia/ y en tu tierra de soles y de frescas orillas/ está el hombre luchando/ por tu honor y por tu gloria”.Luis Cisneros Noriega (riobambeño)