Los presos sin dientes en Texas enfrentan la negativa habitual de que les hagan dentaduras postizas porque según la política carcelaria, masticar no es una necesidad médica y pueden ingerir alimentos machacados.

De acuerdo con el periódico Houston Chronicle, en 2016, proveedores médicos aprobaron 71 dentaduras postizas para una población carcelaria de más de 149.000 reclusos. La cifra representa una gran declinación respecto de hace 15 años, cuando se aprobaron más de 1.000 prótesis dentales.

Muchos presos son adultos mayores, tienen un historial de consumo de drogas así como antecedentes de pobreza y mala atención bucal.

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La policía estatal asegura que no se conceden dentaduras postizas a los presos a menos de que tengan bajo peso o padezcan otras complicaciones médicas.

El recluso Paul Devoe, que está en el pabellón de la muerte, remoja sus galletas en el café para comerlas con sus tres dientes restantes. Devoe y otros presos se han quejado de encías sangrantes, úlceras bucales e imposibilidad para comer. (I)