Más de 17.000 abusos a menores por sacerdotes católicos, en EE.UU.; más de 14.000 en Irlanda; más de 10.000 en Canadá; cerca de 4.500, en Australia; miles en Holanda o Alemania; otros cientos o decenas en Filipinas, Italia, Chile, Argentina, Perú, Brasil, México, Ecuador... Se estima que unos 100.000 niños fueron víctimas de “curas depredadores”.

Las cifras son escalofriantes y aumentan el estupor cuando salen a la luz nuevas revelaciones, como la del pasado martes, de repugnante por los más de mil niños abusados por más de 300 curas católicos en seis diócesis de Pensilvania, EE.UU.

El reciente caso opacó al de Boston en 2002, cuando el mundo se conmovió con la investigación periodística publicada por el diario The Boston Globe sobre cientos de sacerdotes de la Arquidiócesis de Boston que abusaron de niños.

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Investigadores estiman que hay miles de casos más en el mundo y que nunca se denunciaron por miedo, precisamente de ese factor se aprovecharon los llamados “curas depredadores”, que tenían un modus operandi común y se extendió en varios países.

La mayoría de víctimas eran vulnerables, niños huérfanos; menores que atravesaban un mal momento en sus vidas, otros con problemas familiares; niños de escuelas, de catequesis o en seminarios eran abusados bajo amenazas o engaños.

“Algunos fueron manipulados con alcohol o pornografía. A algunos les hicieron masturbar a sus agresores, o fueron manoseados por ellos. Algunos fueron violados oralmente, algunos vaginalmente, algunos analmente”, revela la investigación en Pensilvania.

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Así lo hicieron durante varias décadas, 70 años en el caso de Pensilvania, y lo que indigna entre las víctimas es el silencio de la cúpula de la Iglesia católica, que pese a denuncias encubrió a los sacerdotes abusadores, la mayoría ya han muerto o los casos ya han prescrito y no se ha hecho justicia.

Según las investigaciones en Pensilvania, el Vaticano estaba al tanto de los abusos al menos desde 1963, pero se desconoce si conocía todos los detalles. Roma estuvo informada, indica el informe. En los 70 años que se cometieron los abusos ha habido ocho papas.

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Durante el papado de Benedicto XVI se expulsó a unos 400 sacerdotes. Francisco ha relevado a algunos obispos.

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El abuso se extendió en silencio en América, Europa y Asia, los primeros casos se conocieron en la década de los 90 del siglo XX en EE.UU. e Irlanda, la mayoría en orfanatos y escuelas, recogió en una publicación cadenaser.com.

En México fue sonado el caso del padre Marcial Maciel, fallecido en 2008, quien desde los años 50 abusó de seminaristas y tuvo tres hijos.

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Chile, donde el papa Francisco tiene la más baja aceptación, está conmocionado por la peor crisis que vive la Iglesia católica en este país, cuyo máximo líder está imputado por supuesto encubrimiento de abusos de religiosos.

Cinco obispos ya han renunciado, un sacerdote está preso, y hay 38 investigaciones abiertas en la Fiscalía. Más de 150 obispos, sacerdotes y religiosos han sido investigados desde 1960.

También en Ecuador

Protestas en abril pasado revelaron en Cuenca los presuntos abusos a menores por el sacerdote César Cordero Moscoso, ocurridos décadas atrás. El escándalo sacó a la luz varios casos vinculados al religioso, quien fundó varios establecimientos educativos e impartía catequesis a los niños.

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En Guayaquil también se investiga a un cura, acusado de presunto abusos a menores.

Víctimas pierden fe

“Mis padres me llevaron al sacerdote para que me aconsejase. No sabían que justamente me estaban enviando al depredador”, cuenta John Delaney, una de las víctimas de Pensilvania, que tras el abuso, desde que tenía 10 años, cayó en el alcoholismo y las drogas como muchos otros, recoge elmundo.es.

Delaney, cuyo abusador murió en 2017 sin ser condenado, critica la hipocresía de la jerarquía de la Iglesia. “Sabían perfectamente que se estaba abusando y a niños, y no hicieron nada... Solo se disculpan porque les descubrieron”. “No creo en el Dios en el que la Iglesia católica me enseñó a creer. Dios no estaba a mi lado cuando fui violado. Grité pidiendo ayuda, y no acudió”.

‘Manual de instrucción’

En el informe de los abusos en Pensilvania los investigadores descubrieron una especie de manual de instrucciones para ocultar los casos. Por ejemplo el uso de eufemismos, en lugar de violación hablan de “contacto inapropiado”; consideran como “baja médica” o “fatiga nerviosa” cuando un cura deba ser trasladado; “aunque un sacerdote esté violando a niños, proporcióneles casa y cubra sus gasto”, se menciona, entre otros. (I)