Una semana debió esperar la población andina de Tabacundo para que se confirme la obtención del récord Guinness, un logro que se había propuesto cosneguir al construir el arreglo floral más grande del mundo.

La tarde de este sábado, Natalia Ramírez, principal delegada de esa empresa confirmó que se cumplió el récord.

Al contabilizar 546.364 rosas en esta plataforma, Guinness certificó que este cantón de Pichincha logró crear la estructura floral más grande del mundo.

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Desde el pasado 30 de junio, en medio de una plaza de esa población de Ecuador se realizó el montaje de esta imponente una pirámide de rosas rojas con ribetes blancos y un deslumbrante sol de rosas amarillas, la cual inicialmente era una réplica exacta de una estructura indígena ubicada a pocos kilómetros en un centro ceremonial prehispánico.

Se tardó una semana

Lo que parecía un fracaso renació de las cenizas para acoger las recomendaciones de Guinness y modificar la construcción inicial de 180 metros cuadrados, entre otras cosas, extendiendo su rampa a 70 metros y elevando el tamaño hasta conseguir una construcción de 420 metros cuadrados. Allí reposan casi 600.000 rosas, las que se han constituido en un verdadero polo de atracción para el turismo.

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Una de las mentes detrás de este proyecto, Rosa Cisneros, dijo a la prensa que “puede caerse el mundo, pero nos van a dar el récord Guinnes. Nos sentimos ganadores y vamos a mostrar al mundo de dónde salen las rosas más hermosas de la tierra”.

El gigantesco tributo a los antepasados fue una propuesta acordada entre las autoridades municipales y los productores de rosas que coincidieron en algo muy simple: poner en evidencia ante el planeta el sitio de donde salen esas hermosas flores ecuatorianas.

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El alcalde de este poblado, Frank Boris Gualsaquí, dijo a la AP que decidieron “aprovechar el mayor potencial productivo de nuestra ciudad como un pretexto para colocar a Tabacundo en la mira del mundo, con un nuevo récord Guinness”. Un delegado de ese organismo ha certificado el proceso de construcción y la obra final.

Las rosas fueron donadas por productores particulares que integran la Corporación de Floricultores de Tabacundo, 45 kilómetros al noreste de la capital, y el trabajo estuvo a cargo de técnicos y cientos de entusiastas ciudadanos.

La socióloga Mónica León explicó que la pirámide cinco, que ahora cuenta con una réplica de rosas, es utilizada como un centro sanación y centro ceremonial para las celebraciones de los solsticios de verano y de invierno, así como para los equinoccios de las mismas épocas. La original data de hace unos mil años. (I)