Entre guantes de plástico y máscaras desparramadas entre los escombros, los empleados de un centro de investigación sirio bombardeado unas horas antes por las potencias occidentales aseguran que no producían armas químicas.

"Si hubiese armas químicas no estaríamos aquí", afirma, irónico, Said Said, un ingeniero que trabaja en el centro situado en el barrio Barze del noreste de Damasco, en donde aún hay olor a quemado y humo desprendiéndose del edificio de tres pisos totalmente destruido.

Los empleados llegaron al alba para inspeccionar el lugar tras saber que fue bombardeado la noche del viernes, cuando Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña atacaron tres objetivos que albergaban supuestamente programas de investigación sobre armas químicas del régimen sirio.

Publicidad

"Trabajábamos sobre investigación y desarrollo en la producción farmacéutica y la industria química civil", sostiene.

Para Londres, Washington y París el centro de Barze albergaba "un centro de investigación, de desarrollo, de producción y de ensayo de tecnología de armamento químico y biológico" del régimen sirio.

"Gracias a Dios no hubo víctimas civiles. El edificio estaba vacío cuando fue atacado", dice Said.

Publicidad

Medicamentos y juguetes

El régimen sirio denunció una "agresión bárbara y brutal" de los occidentales. Las potencias acusan a Damasco de ser responsable del presunto ataque con "gases tóxicos" del 7 de abril en Duma que dejó unos 40 muertos, según fuentes locales.

Publicidad

Damasco y Moscú negaron toda responsabilidad.

Al bombardear el sitio de Barze "alcanzamos el corazón del programa de armas químicas sirio", afirmó un alto responsable del Pentágono, el general Kenneth McKenzie.

Estos bombardeos coincidieron con el comienzo de una investigación en Duma de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que aseguró que no afectarían la investigación.

Said, que se presenta como el responsable del departamento especializado en pintura y plástico, no entiende por qué el centro de Barze fue atacado.

Publicidad

"Era un laboratorio de análisis en donde se llevaban a cabo ensayos sobre productos químicos utilizados en los productos alimenticios, los medicamentos y los juguetes para niños. Producíamos además medicamentos contra el cáncer o antídotos para el veneno de escorpión y de serpiente", asegura.

Según Said los investigadores de la OPAQ ya habían visitado el centro y "confirmado que no producía ninguna arma química". (I)