Una diputada islandesa causó un importante revuelo entre las comunidades de las tres grandes religiones monoteístas (musulmanes, cristianos y judíos) al proponer prohibir, en nombre de los derechos del niño, la circuncisión por motivos que no sean médicos, lo que supondría una primicia en Europa. Comparando la circuncisión con la ablación (de clítoris), el texto presentado por Silja Dögg Gunnarsdottir prevé una pena máxima de seis años de prisión para quien causara “daños al cuerpo o a la salud de un niño o una mujer eliminando todo o parte de sus órganos sexuales”.

La ablación (de clítoris) ya es ilegal en Islandia desde 2005. Ninguna legislación, en cambio, niega la ablación ritual del prepucio, practicada por la mayoría de judíos y musulmanes, y también por razones de higiene, sobre todo en América del Norte. “Deberíamos tener una ley idéntica para todos los niños”, argumenta la diputada del Partido del Progreso en la propuesta presentada ante el Althing, el Parlamento islandés, el 30 de enero.

La iniciativa de Gunnarsdottir es casi simbólica en un país de 348.580 habitantes, que cuenta con una ínfima minoría de judíos y musulmanes.

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Aun así, para las tres religiones monoteístas la propuesta islandesa es una afrenta inaceptable. “Constituye un peligroso atentado a la libertad de religión” y podría “estigmatizar a ciertas comunidades”, estima el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad europea (Comece). (I)