Los italianos se manifestaron ayer contra el racismo y la reactivación del fascismo y otros temas candentes de debate, mientras se agudiza el antagonismo entre activistas de extrema izquierda y de extrema derecha en medio de una campaña electoral violenta, con vista a las elecciones generales del 4 de marzo.

En Roma, una marcha que atrajo al primer ministro, Paolo Gentiloni, deploró el racismo y el renacimiento de la ideología fascista. El ministro de Justicia, Andrea Orlando, advirtió que el fascismo “es un peligro en Italia y Europa (...). Y también es peligrosa la subestimación de este fenómeno”.

En Milán, manifestantes de extrema izquierda se enfrentaron con la policía, que trató de alejarlos de una manifestación de extrema derecha.

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La campaña electoral italiana tomó un giro violento el 3 de febrero, cuando un hombre italiano en la ciudad central de Macerata abrió fuego contra migrantes africanos, hiriendo a seis de ellos. El sospechoso, que una vez se presentó en una elección local para el antimigrante partido Liga, ha dicho que estaba vengando la muerte de una mujer italiana presuntamente asesinada por inmigrantes africanos.

La extrema derecha va viento en popa en Italia, encumbrada por la tensión en torno a los migrantes y su movilización sobre el terreno en busca de la simpatía de una población que se siente abandonada. En la tercera economía de la zona euro millones de italianos y extranjeros, tanto en situación irregular como legal, viven bajo el umbral de la pobreza desde la crisis de 2008.

La Liga y Hermanos de Italia, dos partidos de extrema derecha aliados a la derecha de Silvio Berlusconi, rondan en total el 20% de intención de voto según los últimos sondeos. (I)

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