En una pequeña bodega al norte de Ecuador, un conjunto de manos diestras confecciona rosas a la medida. Sus colores pueden ser tan diversos como los del arco iris y su aroma tan particular como para seducir a una nariz exigente.
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Se decoloran y extraen los fluidos naturales de las rosas, se absorben los nuevos componentes y colores —que no son tóxicos—, se hornean y se asegura un control de calidad final antes de empacarse para exportar.
En una pequeña bodega al norte de Ecuador, un conjunto de manos diestras confecciona rosas a la medida. Sus colores pueden ser tan diversos como los del arco iris y su aroma tan particular como para seducir a una nariz exigente.
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Tareas de reparación se extendieron por más de 24 horas y se activó distribución con tanqueros.
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