Unos 400 manifestantes se congregaron el sábado en la capital de Tailandia para reclamar al gobierno militar que convoque a elecciones, tal como prometió al tomar el poder en 2014.

La manifestación, realizada a pesar de la amenaza del gobierno de presentar acusaciones judiciales contra los manifestantes, fue una de las más grandes de los últimos años, reflejo de la confianza creciente de los opositores frente a una junta que ha perdido prestigio debido a una serie de escándalos de corrupción.

“Dejen de aferrarse al poder. Dejen de demorar la elección”, decía un cartel, reflejando la consigna principal del acto.

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Los manifestantes se congregaron cerca del Monumento a la Democracia, un lugar donde tradicionalmente se realizan actos políticos, mientras un centenar de agentes policiales los vigilaban.

Más de 30 activistas por la democracia deben responder a cargos penales debido a una protesta a fines del mes pasado, pero aparentemente muchos de ellos asistieron a la del sábado.

“Está muy claro que a pesar de las tácticas de miedo e intimidación y las acusaciones infundadas de la junta, los manifestantes siguen expresando sus derechos y su libertad pacíficamente”, dijo Sunai Pasuk, investigador en Tailandia del grupo Human Rights Watch con sede en Nueva York. “Le recuerdan a la junta sus propias promesas de llamar a elecciones este año y que Tailandia regrese a la democracia”.

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Las protestas son encabezadas por estudiantes, que con sus tácticas no violentas y su falta de miedo ante las amenazas de cárcel son una espina pequeña pero molesta en el flanco de la junta. Sin embargo, no han logrado una movilización masiva, ya que muchos tailandeses parecen dispuestos a tolerar la represión, leve pero firme, de la dictadura luego de años de los años de violencia que siguieron al derrocamiento del primer ministro Thaksin Shinawatra, derrocado por un golpe anterior en 2006. (I)