Mineros bolivianos degollaron y le quitaron el corazón a varias llamas este viernes, en un ancestral ritual de agradecimiento a la diosa Pachamama (madre-tierra) y a "El Tío", una figura diabólica, para pedir que no se agoten las vetas.

El ritual se repite este sábado, casi desde la madrugada, en la mayoría de las minas privadas y estatales ubicadas en la zona andina, donde laboran unos 70.000 trabajadores.

Una de las ceremonias tuvo lugar en la mina de plata San José, en las afueras de la ciudad andina de Oruro, en el este de Bolivia, previo al inicio del carnaval.

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Como parte del rito, los mineros armaron mesas con incienso, hierbas y raíces que luego rociaron con alcohol y cerveza, mientras seis llamas eran mantenidas afuera de la mina para ser sacrificadas, en una ceremonia que se denomina "wilancha".

Los sacrificios obedecen a la creencia de que la Pachamama necesita sangre para ser benéfica, en tanto son una forma de agradecerle por los bienes materiales recibidos.

Una banda de música folclórica ameniza con canciones nativas, mientras se consumen bebidas alcohólicas.

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En el interior de la mina, hay unos 200 obreros, donde un "chamán" o sacerdote aymara realiza el ritual de agradecimiento y luego quema la mesa, para que el olor del incienso inunde el lugar, pobremente iluminado.

En la ceremonia principal, un minero degüella al animal, y con la sangre se llena una pequeña vasija de barro. Luego, con el mismo objeto filoso, le abre el pecho para sacarle el corazón.

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Los mineros se untan la cara con la sangre. Unos celebran efusivos; otros piden perdón a Dios por los errores cometidos. Es un ritual pagano-católico.

Otro minero lleva el corazón de la llama en una vasija y se dirige hacia las profundidades de la mina, hasta unos 300 o 400 metros, donde se estima que hay una gran veta de mineral.

Durante la ceremonia también se pide protección a "El Tío", el guardián de la riqueza, una imagen diabólica que se encuentra dentro de la mina, y que permite la explotación de plata, zinc y estaño.

El ídolo de color cobrizo, cubierto de serpentinas multicolores, tiene cuernos, el ceño fruncido y orejas puntiagudas. Está sentado y viste botas de goma como las de los mineros. Tiene un cigarro en la boca, una botella plástica de alcohol en una mano y un manojo de hojas de coca en la otra.

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"El Tío", que típicamente está en todas las minas de Bolivia, está asociado con diversas deidades precolombinas: "Tiw" y "Wari" de los ancestrales nativos urus; el malvado "Supay" de los incas; y, tras la llegada de los españoles, con el Satanás bíblico.

En las oficinas públicas del país, en tanto, se realiza en la jornada la ceremonia de la "ch'alla", en la que se quema incienso y se rocían los instrumentos de trabajo con alcohol y vino.

"Carnaval no es discriminación, marginación, es unidad e integración", dijo el presidente indígena Evo Morales, quien "ch'alló" las oficinas presidenciales en la ciudad de La Paz, donde tiene sede el poder Ejecutivo. (I)