La noticia de una parálisis cerebral con hidrocefalia sorprendió a una pareja de residentes guayaquileños tras recibir a su cuarto y último hijo. La vida cambió. Llegaron rutinas de terapias y tratamientos. Lo que se mantuvo intacto hasta hoy es el anhelo de tener a Josías en familia. “Sacarlo adelante” como un niño normal.
El niño ahora tiene 4 años y con la constancia de sus padres, terapistas, médicos y educadoras vive y estudia como si no tuviera ningún problema.
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Así estaba el miércoles pasado. En la escuela Jugar y Educar, en la av. Las Aguas, los niños salían a sus hogares. Detrás de ese grupo iba Servio Ortega ayudando a su hijo Josías. Él caminaba apoyado en una especie de andador que le construyó su papá.
Servio contó que cuando el bebé aprendió a hablar le dijo: “Papi, quiero caminar como los otros niños”. Él buscó la forma de hacer realidad ese sueño. Se asesoró con videos y con la escasa experiencia de albañil logró hacer dos primeros andadores antes que el actual.
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Son tubos de PVC adaptados con partes acolchadas para que el niño pueda sostenerse, caminar y sentarse sin que se golpee por los movimientos.
Este instrumento le ayuda a hacer caminatas a más de sus terapias, como montar a caballo, ejercicio de motricidad, y natación, que ya no es tan necesaria como en años atrás.
Constancia y trabajo en familia
Servio Ortega recordó los días oscuros con valentía. Contó que llevó a su esposa, Yuli Cobeña, de emergencia por un sangrado en la semana 34 de embarazo. Con complicaciones en el parto nació Josías y estuvo grave. Tras el alta, los médicos le dijeron que no tenía muchas probabilidades de vida, pues las secuelas de la parálisis iban a ser fatales.
Sin embargo, su esposa y él no se iban a rendir: “Un padre jamás se rinde por sus hijos”, dijo al ver que Josías ya puede levantarse solo, e incluso dar unos cuantos pasos sin ayuda.
Igual de orgullosa estuvo Érika Chan, directora de la escuela donde Josías finalizó su Inicial II. Ella dijo que fue un reto su ingreso. “Vimos el esmero de sus padres, vinieron un año antes y les dije que esperemos que deje el pañal. Cuando volvió lo evaluamos, vimos que podía rendir”, dijo.
La maestra de Josías, Elena Salazar, afirmó que tiene mucha retentiva y razonamiento. Su único déficit, a causa del mal, es la motricidad.
“Al pintar se sale de los bordes, tampoco se le exigen ciertos ejercicios físicos, el resto va a la par”, aseguró ella.
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Comentó que sus amigos lo cuidan, lo integran hasta juegan a “las cogidas con el lobo feroz”. “Lo sostengo, porque él quiere ser el lobo, lo ayudo a seguir a sus amigos”, dijo.
Aunque cada caso de parálisis cerebral es distinto, Servio cree que tener postrado a un niño no ayudaría. “Él quiso caminar y es lo que más hace, en unos meses ya debe caminar solo”, expresó orgulloso. (I)
120 dólares le costó adecuar el actual andador para Josías.
Terapias
Parálisis cerebral
Servio Ortega, padre de Josías, contó que el niño pasó por muchos médicos que diagnosticaron una parálisis con poca probabilidad de recuperación, otros solicitaban operaciones costosas. Él recibe tratamiento particular.
Un tutorial
Servio prevé grabar un video de cómo elaborar un andador con tubos PVC. En la actualidad trabaja procesando datos de comercio exterior en una oficina y su esposa, a más de las tareas domésticas, vende ciertos productos para ayudar a la economía de su hogar.
Cynthia Viteri, de gestión comunitaria de la Alcaldía de Guayaquil, visitó semanas atrás a Josías y compartió anécdotas junto a él y su padre Servio en sus redes sociales.