[Nota actualizada a las 21:20]

Así como los atentados que se observan en las series y películas de narcos, que en la actualidad se multiplican. Así como sucedía años atrás en poblados y ciudades de Colombia y como sucede ahora en Medio Oriente. Así sucedió en la madrugada de este sábado en San Lorenzo, cantón de Esmeraldas fronterizo con Colombia.

Un carro bomba, que había sido colocado en la parte posterior del edificio de tres plantas del Comando cantonal de Policía, explotó a la 01:40 y marcó un hito violento en el Ecuador.

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El propio presidente de la República, Lenín Moreno, lo calificó así: “Es un acto terrorista ligado a bandas de narcotraficantes que han sido golpeadas por las fuerzas de seguridad del Estado ecuatoriano”.

La detonación fue de magnitud, según los informes policiales, de la Fiscalía y testigos, pero no produjo víctimas mortales, sino 28 heridos leves, la mayoría dados de alta pasado el mediodía de ayer del hospital Divina Providencia y del centro de salud.

Los daños materiales, en cambio, evidencian la magnitud del atentado. Un informe suscrito por el coronel de Policía Richard Carolys, jefe de la Subzona Esmeraldas, detalla que las instalaciones del cuartel presentan “rotura y destrucción del 95% de los ventanales, estanterías, puertas, techos y más daños por verificar”.

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Miembros de la Armada actuaron en el exterior del Comando y verificaron que existe destrucción de 37 casas, ventanales e infraestructura a una distancia aproximada de 50 metros a la redonda.

Esta mañana, el ministro del Interior, César Navas, conjuntamente con la superioridad de la Policía, se trasladó a San Lorenzo para inspeccionar los daños. Allí, en una intervención frente a los policías, hizo un llamado a “no perder nunca el horizonte de la misión institucional”. “No podemos ceder y no vamos a ceder como Estado. Sé que estamos afectados, todos estamos afectados, como sociedad, como autoridades y ustedes como elementos policiales. Pero el mensaje está claro, no vamos a ceder, vamos a seguir combatiendo a la delincuencia organizada y no vamos a permitir que afecte la convivencia pacífica y organizada de nuestro país”, puntualizó Navas.

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Hasta esta tarde, el área afectada estuvo acordonada para las diligencias de ley. Allí se desplazaban bomberos, personal de la Fiscalía, miembros de la Armada y otras autoridades provinciales y nacionales.

Alrededor del Comando aún estaba casi una decena de carros, destruidos en su mayoría por la detonación. En el centro, el usado como coche bomba. De este, incluso el motor había volado a algunos metros del sitio de la explosión. El coronel William Martínez, jefe del destacamento de San Lorenzo, ratificó que “se puede determinar que es un coche bomba. Tal vehículo fue abandonado con explosivos y (quedó) prácticamente destrozado”.

Las viviendas afectadas por la explosión eran en su mayoría de una sola planta. Los dueños quedaron a la intemperie.

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San Lorenzo tiene una población aproximada de 42.000 habitantes y está a 80 km en línea recta de la frontera con Colombia. Entre el 2000 y 2005 fue muy golpeado por los efectos del conflicto armado interno del vecino país; recibió a cientos de refugiados y registró hasta 80 asesinatos al año, que fueron ligados al narcotráfico. En la actualidad, aunque bajó la cifra de homicidios, el narcotráfico sigue presente.

Pero este atentado es inédito. El presidente Moreno refirió incluso que es la primera vez que se da en Ecuador.

El fiscal general, Carlos Baca Mancheno, dijo en rueda de prensa que investigará a profundidad el caso. Indicó que él, personalmente, dirigirá las indagaciones.

“Si el narcotráfico está enquistado en el país habrá que extirparlo... El país debe tener la seguridad de que desde la Fiscalía haremos lo que sea necesario para el terrorismo y crimen organizado no nos arrebaten la paz”, señaló.

Solidaridad y condena en torno al narcoatentado

Autoridades seccionales y representantes de la sociedad expresaron su rechazo por el narcoatentado perpetrado en San Lorenzo. En Guayaquil, el alcalde Jaime Nebot escribió en Twitter: “Mi frontal rechazo al acto terrorista (...), y mi solidaridad con sus víctimas”. En Quito, su par Mauricio Rodas señaló: “Total rechazo a todo acto de violencia. Nos solidarizamos con @PoliciaEcuador, con los heridos y las familias (...). Confiamos en que la justicia hallará a los culpables”.

Ramiro García, presidente del Colegio de Abogados de Pichincha, opinó: “Permitieron que el narcotráfico se desborde en la frontera norte. La Policía debe empezar las investigaciones casa adentro”. Francisco Zambrano, su par del Comité Ecuatoriano de Derechos Humanos, condenó el atentado, se solidarizó con familiares de las víctimas y pidió al Gobierno tomar medidas para que no se repitan esos hechos. (I).

REACCIONES

Mario Pazmiño: Se advirtió, este es el inicio de una guerra

Mario Pazmiño, exjefe de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, explica que entre las zonas de Tumaco (ciudad fronteriza colombiana), San Lorenzo y Manabí, en Ecuador, hay un corredor de “abastecimiento y movilidad” usado por bandas de narcotraficantes o guerrillas.

Él asegura que allí se movilizan drogas y armas. Recuerda que hace nueve días se reportó la captura de cinco ciudadanos colombianos, lo que denota que es un corredor de movilidad de posibles guerrilleros, disidentes de la desmovilizada guerrilla de las FARC, que toman venganza a operativos policiales que se desarrollan constantemente en la frontera norte.

Asegura que ya se había advertido al Gobierno en años anteriores, pero no se prestó la atención necesaria. “Nadie lo tomó en serio, y estas son las consecuencias. Este es el inicio de una guerra”, lamentó el oficial en servicio pasivo.

Lautaro Ojeda: Aumentar las medidas de seguridad

Lautaro Ojeda, catedrático y experto en temas de seguridad, pidió cautela al calificar a este suceso como un acto ‘terrorista’. Pues “es un acto criminal que está relacionado con el narcotráfico y la guerrilla, que se ha desarrollado” luego de la firma de la paz del régimen colombiano con la guerrilla de las FARC.

Cree que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas están haciendo un buen trabajo durante sus operativos, aunque estos son “elementos que prefiguran un agravamiento de la situación, por lo que se deberán incrementar las medidas de seguridad y la inteligencia militar y policial, en términos de transformar la información en capacidad de decisión”.

El también exministro de Seguridad consideró que debe volver a revisarse qué se requiere en la actualidad para equipar a la Policía y FF.AA., para que puedan resguardar la frontera colombo-ecuatoriana.

Abraham Correa: Represalias de narcos, por desesperación

Que son represalias a las actividades que las autoridades llevan adelante para minimizar el crimen o el narcotráfico, dice Abraham Correa, exdirector de Inteligencia de la Policía Nacional (en el 2000) y quien participó en unidades especiales contra la subversión, el terrorismo y el narcotráfico en la década del ochenta.

“Los narcotraficantes y estas organizaciones han sido cada vez desarticuladas y la desesperación de estas organizaciones, viendo que les es imposible cumplir con estos objetivos que tienen preestablecidos, llegan a una desesperación por el control que existe y ante la imposibilidad de poder llevar adelante todas sus acciones para poder enviar el alcaloide, lo único que les queda es amedrentar a Policía, a unidades policiales que están trabajando en esa zona, para de esta forma pensar tener un camino libre”.

Recuerda que en esa zona entre Tumaco (Colombia) y la frontera norte, una de las rutas de los narcotraficantes, se han encontrado submarinos y embarcaciones con drogas. (I)