Los días y sobre todo las noches se han vuelto tensas y peligrosas en casi toda Venezuela. En las carreteras, grupos de personas interrumpen el tráfico, revisan todos los vehículos, buscan comida; de los camiones con carga se llevan todo. Otros protestan por la escasez, furibundos atacan tiendas, las vacían, sus desesperados dueños lloran impotentes.

Los camioneros ya no quieren trasladar alimentos, temen por sus vidas. Hay un estado de zozobra. En su desesperación por obtener comida, venezolanos han iniciado una ola de protestas y saqueos que dejan cinco muertos, heridos, decenas de detenidos y escenas dantescas como la persecución y matanza a unas 200 vacas, por turbas que invadieron haciendas en el estado de Mérida. “Tenemos hambre, aquí la gente está sufriendo”, dicen en un video.

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Miembros de la Guardia Nacional Bolivariana intentan frenar los saqueos y refuerzan la vigilancia en los supermercados, rodeados de muchedumbre en busca de alimentos con precios rebajados, ordenados por el gobierno de Nicolás Maduro. Para muchos hacer fila desde las 03:00 ha sido en vano, los locales están desabastecidos, con sus perchas vacías.

La crisis ya se ha vuelto insostenible y ha agudizado la huida de venezolanos, incluso arriesgando sus vidas, como el grupo de 34 que intentó llegar a Curazao, pero la pequeña embarcación se partió en dos y cinco de ellos murieron, otros nueve están desaparecidos.

“La oleada migratoria se va a intensificar”, dice María Teresa Rosales, venezolana residente en Ecuador desde hace cinco años, quien lamenta la salida de venezolanos de su país.

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Para quienes reciben remesas de sus familiares que han emigrado es un alivio, así sea 20 o 30 dólares; recibir unos 100 dólares en Venezuela es mucho dinero, con ello pueden conseguir alimentos, aunque mucho más caros, comenta. Para quienes no tienen ese respaldo la vida es angustiante, sufren por la escasez y dependen de un sueldo básico de 790.000 bolívares, que no alcanza.

“Tengo tres semanas sin conseguir nada (…), ahora la situación no es que está difícil, sino que está mala. Solo un kilo de azúcar cuesta 155.000 bolívares”, dijo un caraqueño al diario venezolano El Nacional.

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Los pocos ingresos se gastan en alimentos. Un litro de leche cuesta unos 60.000 bolívares, un kilo de queso supera los 300.000 bolívares. La compra de estos productos equivale a aproximadamente el 70% del salario básico.

Para tomarse un café en Venezuela y pagarlo en efectivo, usted debe ir tres días al cajero automático, retirar 10.000 bolívares cada día (cupo máximo) y no gastar ‘naaaada’ hasta que se tome el café, siempre rogando que en ese lapso no le suban el precio, escribió en Twitter la venezolana Giovanna De Michele. (I)

Tengo tres semanas sin conseguir nada (…), ahora la situación no es que está difícil, sino que está mala. Solo un kilo de azúcar cuesta 155.000 bolívares”.Ciudadano venezolano