Las regiones italianas de Lombardía y del Véneto celebran el domingo un referéndum para reclamar más autonomía. Estas son algunas cuestiones claves sobre la consulta, que cobra un interés particular tras el voto de autodeterminación de Cataluña.

¿En qué consiste el referéndum?

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Este voto consultivo se organizó a iniciativa de los presidentes de las regiones de Lombardía, Roberto Maroni, y del Véneto, Luca Zaia, ambos miembros de la ultraderechista Liga Norte.

Los habitantes deben decir sí o no a "formas adicionales y condiciones particulares de autonomía" para ambas regiones.

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Al contrario de lo que sucede en Cataluña, el referéndum respeta la Constitución italiana, que prevé la posibilidad para el Parlamento de atribuir esas formas de autonomía a las regiones que así lo soliciten, explica a la AFP Nicola Lupo, profesor de derecho constitucional en la Universidad Luiss de Roma.

¿Qué desean ambas regiones?

En caso de victoria del sí, Maroni y Zaia reclamarán más competencias en materia de infraestructuras, salud o educación, y también algunos poderes reservados al Estado como las decisiones sobre seguridad e inmigración, unas cuestiones claves para la Liga Norte, que requerirían sin embargo una modificación de la Constitución.

Su objetivo también es obtener más recursos, recuperando cerca de la mitad de su saldo fiscal, diferencia entre lo que recaudan las provincias en tasas e impuestos y lo que reciben del presupuesto público.

Éste presenta un déficit de 54.000 millones de euros (63.750 millones de dólares) para Lombardía y unos 15.500 millones para el Véneto.

¿Por qué quieren más autonomía?

El Véneto (cinco millones de habitantes) y Lombardía (10 millones) están entre las regiones más ricas de Italia, y aportan conjuntamente el 30% del PIB nacional.

Su endeudamiento por habitante es bajo: 73 euros para Lombardía, 219 euros para el Véneto, frente a los 407 euros de la media nacional. Lo mismo ocurre con el "coste para el Estado" de cada habitante: 2.447 euros en Lombardía y 2.853 en el Véneto, bastante inferior a la media italiana de 3.658 euros.

Para Maroni y Zaia, sus regiones deben ser recompensadas por sus aportes económicos.

Según el profesor Lupo, el referéndum se celebra en un contexto de fractura tradicional Norte/Sur con la idea de que Roma es un lugar de poder corrupto y centralizador".

Lombardía y el Véneto "son vecinas de regiones con un estatuto especial, que ya gozan de una mayor autonomía financiera como el Trentino-Alto Adigio", añade Lupo.

¿Ganará el sí?

Los sondeos le dan una clara ventaja al sí. "Quienes vayan a votar lo harán probablemente para votar sí, sobre todo teniendo en cuenta que la pregunta es bastante consensual", dice el profesor.

Las dudas residen en la participación. En el Véneto deberá superar el 50% para que el referéndum sea válida. Y en Lombardía, aunque no hay ningún quorum, "si la participación es inferior al 40%, el tema quedará probablemente como una pequeña sacudida en los libros de historia", según Lorenzo Codogno, experto en LC Macro Advisors.

La consulta convocada por la Liga Norte también tiene el respaldo de la centroderechista Forza Italia de Silvio Berlusconi, el populista Movimiento Cinco Estrellas, las organizaciones patronales y varios sindicatos.

Algunas formaciones de izquierdas, como el Partido Comunista, llamaron a la abstención denunciando un "despilfarro de dinero público" para "una farsa de referéndum".

El gobernante Partido Democrático italiano, de centroizquierda, no dio ninguna consigna a sus electores, pero algunas de sus figuras, como el alcalde de Milán, dijeron que votarían sí.

¿Un primer paso hacia la independencia?

Maroni no ha dejado de repetir que el referéndum se llevará a cabo "en el marco de la unidad nacional" y que aspiraba a "reformar las relaciones entre el gobierno central y los gobiernos regionales", con el sueño de una "Europa de las regiones".

La Liga Norte parece haber olvidado las ansias independentistas de sus primeros años (1996-2000) y se ha orientado hacia una defensa de políticas contrarias al euro y a la inmigración, siguiendo el modelo del Frente Nacional francés.

Para Zaia el hecho de buscar un paralelo con Cataluña es un intento "engañoso" de desalentar el voto a favor del sí.

"Las similitudes con Cataluña son mínimas, el sentimiento independentista no está muy presente" en ambas regiones, asegura Lupo. (I)