La violencia poselectoral en Kenia empeoró ayer, al aumentar los reportes de muertos en medio de las protestas por la reelección del presidente Uhuru Kenyatta. Un funcionario dijo que nueve cadáveres con heridas de bala fueron llevados a una morgue de Nairobi desde un barrio pobre bastión de la oposición y un padre angustiado indicó que su hija de 9 años falleció alcanzada por una bala perdida mientras jugaba.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia sostuvo ayer que 24 personas han muerto desde el martes por disparos de la Policía durante las protestas. Apuntó que 17 de esas muertes ocurrieron en la capital, Nairobi. Dijo que sus cálculos se basan en parte a lo dicho por familiares y residentes de las comunidades.

La comisión, que monitorea las instituciones gubernamentales, exhortó a los funcionarios de alto rango a que ordenen a la Policía que deje de usar munición real contra civiles.

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Mientras tanto, la Policía utilizó gases lacrimógenos contra un convoy de funcionarios de la oposición en la capital, un día después de que el presidente Kenyatta ganara un segundo mandato con un 54% de los votos frente a casi el 45% del candidato opositor, Raila Odinga, pero la amarga disputa sobre la integridad del proceso electoral ensombreció lo que muchos kenianos esperaban sería una celebración de la democracia en una potencia regional conocida por su fortaleza económica y estabilidad a largo plazo.

La opositora Super Alianza Nacional (NASA), que ha denunciado un amaño en las elecciones y reclama la victoria, sostiene, por su parte, que “más de cien” personas han muerto por disparos de la Policía en las protestas en diferentes puntos de Kenia (Kibera, Mathare, Dandora, Kawangware –todos ellos suburbios de Nairobi–, y también en Kisumu, Siaya, Homabay, Migori), pero no dijo cómo obtuvo esa cifra.

La NASA no reconoció la reelección de Kenyatta, y desde entonces sus seguidores y las fuerzas de seguridad protagonizan enfrentamientos en diferentes zonas del país. (I)