En esta Cuenca maravillosa, afortunada por su entorno y su gente, vivía una mujer, propietaria de una cantina apartada a quien llamaban Mama Guada. Según lo que cuentan nuestros abuelos, fue la única persona en este mundo que pudo engañar al diablo. Ante la incredulidad de las personas y según la leyenda, el diablo siempre está detrás de cada persona.