Ernesto Samper defiende al edificio de Unasur de toda crítica. Costó más de $ 40 millones y fue levantado en la Mitad del Mundo, a poco más de una hora del centro de Quito. “Es la sede más funcional que tiene algún organismo multilateral en el mundo”. ¿No está muy lejos? ¡Cómo va a estar lejos, si está en la mitad del mundo!, responde. Más bien, asegura, disfruta del trayecto desde su casa, en la avenida González Suárez. No le inquietan, dice, las distancias ni las críticas ni su salida del cargo de secretario general de la Unasur que ocupó desde agosto del 2014. Le preocupa, se le nota, Donald Trump.

Existen muchas críticas a este edificio...
Existe el síndrome muy latinoamericano de que somos grandes para las cosas pequeñas y pequeños para las cosas grandes. Es un insulto pensar que es un elefante o que estéticamente no deban apreciar los ecuatorianos. Fue una donación muy generosa del Gobierno ecuatoriano.

¿Cómo evalúa su gestión?
Cuando llegué la región estaba creciendo, había conseguido sacar de la pobreza a 100 millones de personas, había gobernabilidad... Pero con la crisis del 2014 la mala economía trajo a la mala política y hubo sorpresas en Brasil (el cambio de Dilma Rousseff por Michel Temer), se complicó la situación en Venezuela (rechazo a Nicolás Maduro)... Ahora hay que agregar el “aporte” del señor (Donald) Trump. Paradójicamente, la amenaza que representa la política de Estados Unidos tendría que servir para integrarnos más.

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¿Qué avances destaca de estos dos últimos años?
En lo político, participamos en los diálogos de paz en La Habana (con las FARC), contribuimos a sostener el diálogo en Venezuela, participamos en varios procesos electorales. Pero hay otro nivel de trabajo que no se conoce mucho: los consejos sectoriales (reunión de ministros en distintas áreas) en temas de salud, movilidad...

Son temas que se repiten en varios foros. De eso, ¿qué es exclusivo de Unasur o cómo evitar una repetición que termina desgastando las iniciativas?
Estamos trabajando en una política de convergencia entre los cinco organismos regionales de integración (Alianza del Pacífico, Comunidad Andina, Mercosur, Alba y Unasur). Tenemos una matriz de convergencias. Por ejemplo, el Mercosur tiene el Instituto de Derechos Humanos que es reconocido mundialmente; en lugar de hacer uno en cada organismo acordamos que solo haya ese y evitamos las duplicaciones.

¿Y si se eliminan ciertas instancias?
Con el tiempo, en lugar de decretar la muerte legal de las instituciones, que no pasará porque nadie quiere soltar lo que tiene, hay que ver cómo sumar o especializarnos.

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¿Se debería eliminar a la Organización de Estados Americanos (OEA)?
La OEA es un mecanismo que solo sirve para hablar con Estados Unidos. No es que la necesitemos para hacer lo que hacemos...

Con la llegada de Trump podría recuperar su lugar como espacio para discutir los temas comunes.
Podría ser una excelente oportunidad..., aunque creo que la región se va a integrar más frente a la amenaza de Trump. Ya firmó lo del muro, que no solo divide a Estados Unidos con México, sino con toda América Latina. ¿Qué reivindicaciones está planteando Trump para América Latina?, ¿que va a sacar a 10 millones de migrantes latinos a patadas por ilegales?, ¿que va a suspender el proceso de relaciones con Cuba?, ¿que va a revisar los acuerdos de paz de La Habana?, ¿que va a suspender los acuerdos de libre comercio?...

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¿Trump es un enemigo común?
Es una amenaza real, no lo gradúen de enemigo. Estamos aún esperando sus primeros 100 días de Gobierno. Pero si no nos unimos para protestar, nos liquida.

¿Se unirán los doce países de la Unasur cuando han cambiado los presidentes y no hay la coincidencia ideológica de antaño?
La gente se une por odio o por amor. Y al paso que vamos creo que hay razones de supervivencia que deben llevar a los países a tomar decisiones muy rápidamente. (I)