El presidente argentino Mauricio Macri llamó este lunes al sindicalismo a mostrar una postura dialogante en momentos en que los dirigentes obreros amenazan con realizar un paro nacional que agudizaría el actual escenario de conflictividad social.

Macri consideró que los sindicatos que advirtieron que harán un paro si el gobierno no suspende sus políticas de ajuste “siempre han tenido una posición muy extrema con todos los gobiernos” e instó a que prime el diálogo entre los sectores empresario, sindical y gubernamental.

En una entrevista con Radio Mitre desde China, donde participa en la cumbre del Grupo de los 20, Macri afirmó que “lo importante es que nadie crea que tiene derecho a enojarse, acá hay que sentarse a la mesa.”

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El mandatario, un tecnócrata conservador, desde que asumió hace casi nueve meses aplicó medidas para disminuir el déficit fiscal que han agudizado el descontento social.

La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), el ala más combativa del sindicalismo argentino, amenazó con una huelga y más movilizaciones si no cambia el rumbo de la política económica durante una multitudinaria el viernes a la que se adhirieron grupos de izquierda y del peronismo cercano a la ex presidenta Cristina Fernández (2007-2015).

La advertencia podría desalentar las inversiones que el gobierno busca atraer para poner en marcha la economía del país, en recesión desde hace más de seis meses y estancada hace más de cuatro años, según destacó el presidente.

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En un intento de partir las aguas dentro del sindicalismo argentino, Macri celebró la reunificación de la Central General de Trabajadores (CGT), la mayor confederación sindical, y dijo confiar en el diálogo que el gobierno mantiene con sus dirigentes, luego de la reunión que el viernes mantuvieron varios ministros con el triunvirato que conduce a la central obrera.

“Estamos hablando con los sindicatos, con muchos de ellos, de la energía, el petróleo, la automotriz. Buscando que tenemos qué hacer... qué tenemos que destrabar“, afirmó Macri.

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Sin embargo, el mandatario dejó claro luego en una charla con la emisora radial Cadena 3 que no transará con algunos de los pedidos que exigen los dirigentes obreros, como la reapertura de las negociaciones salariales durante el año para contrarrestar la inflación. “¿Cómo se van a abrir si ya están negociadas y, además, la inflación va la baja?”, argumentó Macri.

Pablo Micheli, uno de los jefes de la CTA, se mostró convencido de que la CGT apoyará a su central sindical en un eventual paro nacional y ratificó que si esta semana el gobierno no da respuesta a las demandas sindicales convocarán a un paro.

Miembros de la CGT no son claros sobre la posibilidad de acompañar esa medida de fuerza, aunque advirtieron que perciben un malestar creciente en la gente y exigieron respuestas rápidas del gobierno sobre algunas demandas, como una reforma del impuesto que se aplica a los salarios para beneficiar a los trabajadores.

En la protesta del viernes no participó la dirigencia de la CGT pero si lo hicieron los líderes de algunos gremios que la conforman, como el de los choferes de camiones, que son muy combativos.

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El descontento social se incrementó en un escenario de persistente inflación, que aunque se ha desacelerado levemente sigue siendo percibida por los argentinos como el principal problema económico. En julio fue de 2% respecto del mes anterior, pero economistas privados barajan una proyección anual de entre 46% y 47%.

Los sindicalistas también se quejan del aumento de las tarifas de los servicios públicos y los despidos. Entre 70.000 y 100.000 empleos se han perdido, según reconoció Macri, que lo atribuyó a la retracción originada durante la administración anterior. Asimismo vaticinó un crecimiento de la economía en 2017 de al menos 3,5%. (I)