¡Soy un constructor y voy a hacer mi nueva casa con esta varilla! A sus seis años, Bryan lo anuncia con tal seguridad, que ni bien lo termina de decir ya está en la obra. Con un pequeño martillo apenas logra dejar un minúsculo rasguño en una de las tantas columnas retorcidas que yacen tiradas en medio de los escombros, en un canchón convertido en botadero, en el barrio Divino Niño, al norte de Pedernales (Manabí).