Las manchas de petróleo originadas por derrames o la actividad hidrocarburífera avanzan por los ríos y el mar o se impregnan en otros ecosistemas como el bosque, según sea el caso.

El último derrame hecho público en Esmeraldas ocurrió a las 02:52 del 10 de junio pasado a cinco millas de la terminal petrolera de Balao. La rotura de una manguera que nutría de petróleo liviano al buque Santiago provocó que se vertieran unos 500 barriles al mar.

Las marcas del petróleo o crudo también están en las orillas de los ríos amazónicos Parahuaico y Aguarico, en Sucumbíos, y sobre el follaje de esa zona, debido al derrame de unos dos mil barriles ocurrido el 2 de julio pasado por la rotura de la línea secundaria del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), que en sus 497,7 km de longitud ha servido desde 1972 para transportar el crudo de la selva a la terminal de Balao.

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Estos derrames junto con las marcas que ha dejado la actividad hidrocarburífera en el territorio son considerados como fuentes de contaminación en el Programa de Remediación Ambiental y Social (PRAS). Allí se incluyen fosas (pozos), piscinas para almacenar los residuos de la explotación petrolera, que junto a los derrames conforman los pasivos ambientales.

Solo en Sucumbíos y Orellana (las provincias de donde se extrae la mayor cantidad de crudo en el país), el PRAS, un organismo adscrito al Ministerio del Ambiente de Ecuador (MAE) creado en el 2008, registra 1.214 piscinas, 1.027 pozos, 794 derrames y 873 plataformas instalados desde 1967 hasta el 2010.

En los anexos del Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, elaborado por la Senplades, se indica que solo el 7% de las fuentes de contaminación de la industria hidrocarburífera ha sido eliminado, remediado y avalado por el MAE hasta el 2012. Y que el objetivo es aumentar este porcentaje al 60%.

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Con la eliminación de 185 de estas fuentes en el 2013, según cifras publicadas en la web del MAE, este porcentaje aumentó al 11% hasta diciembre pasado. De las fuentes de contaminación identificadas en el PRAS se han rehabilitado 514 (piscinas, fosas y derrames) desde el 2005 cuando se inició esta remediación en el gobierno del expresidente Alfredo Palacio.

En el 2013 se rehabilitaron 28.959 m², un área menor a los 46.406 m² cubiertos durante el 2008. Esta cifra fue mayor incluso entre el 2005 y 2007 cuando se remediaron 46.711 m² en promedio cada uno de esos años.

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En el caso de un derrame, el mecanismo incluye la activación del plan de contingencia previsto y la limpieza del lugar por parte del ente responsable, según explica el MAE en un e-mail en respuesta a planteamientos de este Diario.

Remediación ambiental

El Reglamento Ambiental para las Operaciones Hidrocarburíferas en el Ecuador (Raohe), vigente desde el 2001, determina que si el derrame es mayor a cinco barriles, el ente responsable deberá aplicar un programa de remediación ambiental que implica, entre otros aspectos, la remoción de la porción de tierra afectada y la contención del crudo para recogerlo y no afectar las fuentes de agua del lugar.

Ante una solicitud de información de este Diario, el Ministerio de Recursos Naturales No Renovables responde, además, que mediante un sistema se cierran las válvulas para frenar el bombeo por los oleoductos, en caso de algún percance.

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El problema es que la actividad en sí deja un impacto irreversible sobre los ecosistemas prístinos de la selva y el mar, dice Sandra Jiménez, del Observatorio de Política Ambiental, una ONG que analiza problemáticas ecológicas. “A más de que el avance de esta remediación es lento, no es posible la recuperación total por más que se apliquen programas en zonas con bosques primarios que quedan degradados”, agrega Jiménez.

Otro factor es la vetustez de la infraestructura petrolera, que data de la década del setenta, lo que aumenta el riesgo de derrames, indica la especialista.

En el caso del último derrame ocurrido frente a Esmeraldas, la mancha de crudo aún tiene impacto sobre la actividad pesquera. Una semana después de este percance era imposible conseguir carnada para iniciar las faenas en las zonas por donde había flotado la mancha, según Mayra Oviedo, presidenta de la Cámara de Pesquería de Esmeraldas.

“Los pescadores aún reportan la mancha a 45 millas de la costa”, afirma Oviedo, quien pidió una veeduría por este caso.

La dirigente dice que existe hermetismo en torno a las acciones realizadas y la forma como se manejan las denuncias.

Este Diario solicitó al MAE información sobre el lugar, fechas y cantidad de barriles de los derrames de crudo ocurridos entre el 2013 y 2014. La entidad respondió mediante e-mail que estos percances disminuyeron entre marzo y abril de este año respecto del mismo periodo del 2013, sin precisar cantidades sobre el número de casos.

299 Mil Barriles de crudo se derramaron en Sucumbíos y Orellana hasta el 2010, según reporta el PRAS.