Con entusiasmo y dedicación, Rafaela Armendáriz, estudiante de la Unidad Educativa Particular Monte Tabor Nazaret, sostenía con una mano un recipiente con pintura acrílica de color blanco y con la otra daba las últimas pinceladas al rostro con el ceño fruncido de una mujer, en un cuadro que fue parte del concurso Paleta Propia. En esa obra expresaba la angustia de un autor que trata de defender su trabajo del plagio o copia.