La prensa europea la llama ‘la Dama de Hierro’ alemana. Sus compatriotas le dicen de cariño Mutti (mamá). Helmut Kohl, excanciller de Alemania, se refería a ella como “la muchacha del este” y la revista Forbes, por tres veces, la ha considerado como la mujer más poderosa del mundo.

Es Angela Dorothea Merkel, una física y política que nació hace 59 años en la Alemania comunista, pero que se crio y educó en la Alemania democrática. Desde el 2005 ostenta el cargo de canciller de esta poderosa nación unificada desde 1989, tras la caída del Muro de Berlín. Se convirtió en la primera mujer elegida para este puesto y en la primera persona de la desaparecida Alemania del Este en desempeñar este cargo.

Llegó al poder respaldada por la Unión Demócrata Cristiana alemana (CDU, por sus siglas en inglés), que en sus primeros años se alió con los socialdemócratas y obtuvo una mayoría parlamentaria: 397 votos favor, 202 en contra y 12 abstenciones. Con sus socios, los liberales, obtuvo la reelección en el 2009. De ser una neófita pasó a convertirse en una de las gobernantes más influyentes. Ha presidido el G-8 (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia) y la Comunidad Europea.

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Ocho años después, esta hija de pastor protestante y de una maestra (casada dos veces y sin hijos) se jacta de su administración, porque a diferencia de sus vecinos europeos, no sufrió los efectos nocivos de la crisis económica de la zona euro.

Por su política de austeridad en Europa, es odiada en las naciones de la región atormentadas por los aprietos financieros. En las calles de Atenas, Lisboa y Madrid, manifestantes gritan coléricos: “¡Merkel, fuera!”. La responsabilizan de los recortes del presupuesto.

Casa adentro, su imagen parece no haber sufrido desgaste de poder, al contrario, goza de gran popularidad. Bajo ese nivel de aceptación, Merkel –el apellido es de su exmarido Ulrich– va por un tercer mandato. Una conquista que prevé lograr en las elecciones legislativas que se realizan hoy y a la que están convocados 62 millones de votantes.

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Su principal rival, el socialdemócrata Peer Steinbrück, ha criticado la austeridad impuesta por Merkel en la Eurozona. “Ha sido errónea porque se ha centrado en ahorrar, ahorrar y ahorrar, y los países en crisis han entrado en un círculo vicioso”, recalca el candidato.

Para Steinbrück, no se ha avanzado ‘nada’ en infraestructura de comunicación. Alemania registra una velocidad de conexión media a internet de 7 megabits por segundo, lejos de los 50 megabits que la canciller prometió al 75% de los hogares para el 2014. Fuera de las grandes ciudades, las redes públicas wi-fi, consideradas como un servicio de base, son casi inexistentes. La oposición no ha logrado desestabilizarla durante la campaña, a pesar de sus ataques al punto débil de la canciller, su balance social, que ha convertido a Alemania en uno de los países de Europa con salarios más bajos, con siete millones de personas que ganan menos de 8,50 euros (11,3 dólares) por hora.

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Según politólogos, la popularidad de Merkel en Alemania se mantiene por su prudencia, pues no asume posiciones en forma rotunda sino que espera para conocer la postura de la mayoría. Seria, disciplinada, correcta, analítica, reservada destacan entre los rasgos de su personalidad, de la que se conoce muy poco. La comparan con la fallecida exministra británica Margaret Thatcher, la Dama de Hierro: ambas son de partidos de derecha y su formación es científica. También coinciden en el estilo pragmático y la forma de ejecutar su política.

Otro factor que mencionan los especialistas de su popularidad es porque el país ha enfrentado la crisis, pero sin apuros. En el 2012, Alemania cerró con una inflación del 2% y con una tasa de paro del 6,8%, cifra que se mantiene a mediados de este año. En uno de sus últimos mítines pidió el voto para seguir cuatro años más y mantener “una Alemania fuerte”. Los resultados, al parecer, van a estar muy reñidos. Las últimas encuestas dan una clara ventaja al partido de ‘la Dama de Hierro’ alemana, apelativo que ella rechaza, pero no una mayoría para la actual coalición de gobierno, a la que también pertenece el Partido Liberal (FDP).

70 por ciento
Ese es el nivel de aprobación de la funcionaria en el país, según sondeos. La reforma en el mercado laboral y la congelación de salarios no afectaron su imagen.

Si quieren que Alemania prosiga en la senda del éxito y que yo siga trabajando como canciller, vayan a votar y otorguen sus dos votos a la CDU (su partido)”.Angela Merkel