Relatos de encuentros pacíficos tras matanzas y de avistamientos que han generado temor entre los huaoranis contactados. Fotografías de su presencia (casas, puentes con troncos, huellas) detectadas en sobrevuelos y recorridos terrestres y fluviales.

Son algunas de las evidencias recogidas durante los últimos cuatro años en informes del Ministerio del Ambiente que dan cuenta de la presencia de los pueblos indígenas aislados (PIA) fuera de la denominada Zona Intangible (ZI): 758.051 hectáreas determinadas en 1999 para su protección.

Estos documentos, según antropólogos que han trabajado en la zona consultados por este Diario, muestran indicios de la concepción del vasto territorio ancestral que ocupaban los huaoranis, aquella selva comprendida entre los ríos Napo, en el norte, y Curaray, en el sur.

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Los pueblos en aislamiento voluntario tagaeri y taromenane (huaoranis no contactados), al moverse, se encuentran con los indígenas contactados, colonos, madereros y la explotación petrolera que ahora la Asamblea analiza ampliar hacia el oriente del Parque Nacional Yasuní, en los bloques 31 e ITT.

En un resumen de las actividades realizadas por el Ministerio de Justicia en el marco del Plan de Medidas Cautelares (PMC) para la Protección de los PIA, y que fue presentado a la Asamblea el 4 de septiembre pasado, se establece que los datos del mapa en el que se identifica a tres grupos de pueblos en aislamiento voluntario se recopilaron “en base a registros fotográficos obtenidos en los sobrevuelos realizados en abril del 2013”. Y se agrega que el PMC no cuenta con información de video referente a posibles señales de presencia de los PIA en los bloques 31 e ITT (43).

Esta información contrasta con un mapa del Ministerio del Ambiente, presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en abril pasado, en el que se identifica a cuatro grupos de PIA. A uno de ellos se lo ubica entre los límites de los bloques 31 e ITT y la Zona Intangible.

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Las evidencias sobre la existencia de este grupo, denominado Nashiño, se mencionan en diciembre del 2008 en el Informe Técnico sobre la Situación de Obe y Nashiño, dos plataformas del bloque 31. En el documento se establece que en un sobrevuelo se detectaron dos casas separadas por menos de 40 kilómetros de Nashiño. Seguidamente se cita a la antropóloga Laura Rival, quien ha concluido que el rango de uso del territorio de un clan huaorani es de unos 40 km alrededor de la casa.

En este informe se señala también que el antropólogo Jorge Nelson Trujillo menciona en una consultoría para el Ministerio del Ambiente (2006) que, en el estudio de impacto ambiental para la ejecución de la sísmica del bloque 31 (del cual el investigador fue parte), “se dio cuenta de la existencia de los “taromengas” en la zona y que estos grupos utilizan las formaciones de moretales (especie de palmera) de la cuenca del Nashiño como cotos de caza”. El ITT también está cubierto por moretales, dice el informe.

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En la información remitida por el Ministerio de Justicia a la Asamblea se señala que el Plan de Medidas Cautelares (PMC) cuenta con 30 empleados, entre sociólogos, técnicos, personal de limpieza y militares. Allí se indica que ellos hacen recorridos terrestres y fluviales de frecuencia semanal, mensual y trimestral. En el caso de los bloques 31 e ITT son trimestrales.

Eduardo Pichilingue, quien fue coordinador del PMC entre el 2008 y febrero del 2010, afirma que la actual metodología empleada por el PMC y las conclusiones de los informes presentados a la Asamblea para justificar la ampliación de la explotación no consideran la condición seminómada de los indígenas aislados: “Son pueblos que se asientan en un lugar determinado por unos cuantos meses o hasta dos años, mientras duren los recursos alrededor del lugar escogido. Esto se da por su carácter cazador-recolector”, dice Pichilingue.

En los informes de la Asamblea para declarar de interés nacional la explotación de los bloques 31 e ITT se concluye que los PIA no estarían en esa zona y que si se los ve, se detendría la explotación.

Sin embargo, ello no ha ocurrido en otros bloques petroleros en explotación donde se ha detectado presencia de los PIA. En los informes del PMC hay registros de otros cinco lanceados entre abril del 2009 y marzo pasado, en dos hechos ocurridos en los bloques petroleros 17 y 16. El último fue la muerte de Ompure Omehuay y Buganey Caiga, por el que la Fiscalía mantiene abierto un proceso de indagación. A este suceso le siguieron testimonios de una matanza de taromenanes que habría ocurrido en abril.

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Mientras que en uno de los informes del PMC de junio del 2009 se detalla la matanza con lanzas taromenanes del maderero Luis Castellanos, ocurrida el 1 de marzo del 2008 en el interior del campo marginal Armadillo. Solo desde esta muerte hasta enero del 2010 se reportaron 34 eventos que evidenciaban la presencia de indígenas aislados en esa zona, según el Informe Técnico sobre la situación de PIA en el sector Armadillo-Los Reyes, del 27 de enero del 2010.

Pese a que con estas evidencias se consiguió detener la exploración del campo Armadillo de forma momentánea, el Gobierno inició la licitación de ese campo marginal en junio del 2011, que fue ganada por el consorcio Montex-Gosanti.

Pichilingue dice que bajo esta perspectiva se hace poco creíble el argumento del Gobierno de que suspenderían los trabajos para extraer el crudo del ITT y del 31 en caso de que se detecte presencia de los PIA.

En el estudio Zona Intangible Tagaeri Taromenane (ZITT): ¿una, ninguna, cien mil?, publicado este año por expertos italianos, se recomienda que la Zona Intangible “debería ser parte de un sistema territorial más complejo, tomando en cuenta sus patrones de movilidad, sus antiguos caminos, sus chacras...”.

Para Fernando Rodríguez, director de la Fundación Ecociencia, la delimitación de la Zona Intangible terminada en enero del 2007 se hizo para frenar la expansión de la extracción petrolera. “No se hizo pensando en que hasta allí lleguen los asentamientos de los PIA. No es correcto decir que porque no veo una casa o una chacra no quiere decir que no se muevan por allí”, dice.

55 evidencias
Sobre la presencia de los Pueblos Indígenas Aislados reportó el PMC en el Yasuní entre el 2008 y el 2012.