Han pasado 19 años y el dolor sigue intacto. El atentado terrorista contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires continúa impune y ello movilizó el pasado jueves, como cada año desde la explosión de la bomba, el 18 de julio de 1994, a familiares y amigos de los 85 fallecidos y de los más de 300 heridos a exigir justicia en las calles. En octubre del 2006, los tribunales argentinos acusaron al gobierno iraní de planificar el ataque. El atentado terrorista contra la AMIA fue el segundo de este tipo en Argentina, después de que un carro bomba explotara frente a la Embajada de Israel, en 1992, causando 29 muertos. En enero del 2013, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó un memorándum de entendimiento con Irán para investigar el ataque. La AMIA lo cuestiona. Su tesorero, Ariel Cohen Sabban, dialogó por vía telefónica con este Diario.