En la actualidad, para muchas personas quejarse es una forma de desahogo ante los retos de la vida cotidiana, que involucran las dificultades personales, profesionales y económicas. Aunque algunos puedan verlo como algo inofensivo y terapéutico, la verdad es que puede ser bastante dañino para la salud mental, emocional y física.
El portal The Conversation explica que en la rutina diaria hay quienes utilizan la queja para interactuar con otras personas, pero se ha demostrado científicamente que el lamento crónico tiene consecuencias negativas tanto para quienes hacen el comentario como para quienes lo reciben.
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¿Cómo afecta al cerebro y a la salud mental el quejarse por todo a diario?
Una serie de estudios hallaron que el cerebro humano está diseñado para identificar amenazas y problemas, lo que hace que sea sencillo enfocarse en lo negativo.
Es un mecanismo evolutivo de defensa en el que el cerebro evalúa lo negativo para aumentar las opciones de supervivencia.
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Este efecto se conoce como sesgo de negatividad y puede ser dañino en la actualidad, ya que al hacerlo continuamente puede alterar la perspectiva del mundo. Causando cambios estructurales en el cerebro, que se traducen en inconvenientes a la hora de resolver un problema así como una función cognitiva precaria.
En pocas palabras, The Objetive detalla que las personas quejumbrosas, más allá de tener dificultades para resolver problemas, ven afectada su capacidad de tomar decisiones e incluso, de planificarse, algo que genera frustración.
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Esto trae consigo síntomas de ansiedad y depresión, pensamientos intrusivos, rumiaciones, baja autoestima, cansancio y fatiga mental. Suelen ser más pesimistas y menos resilientes ante las adversidades.
¿Cómo se puede cambiar de actitud?
1. Gratitud: Identificar las cosas por las que se puede estar agradecido a diario permite cambiar la perspectiva.
2. Posibles soluciones: enlistar esas posibles acciones que pueden mejorar la situación que está aquejando, puede dar una sensación de control y disminuir la frustración.
3. Cuidar las palabras: la psiconeurolingüistica aconseja tener conciencia de las palabras que se emplean y modificarlas para que sean más positivas o neutrales, algo que puede permitir cambiar el patrón de pensamiento.
4. Los límites necesarios: evitar conversaciones que se concentren en lo negativo o proponer un enfoque más constructivo.
(I)
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